Está claro que Romarinho, de 22 años, no ha heredado el fútbol de su padre. Ni mucho menos. El hijo del astro brasileño ha abandonado el Vasco de Gama brasileño para enrolarse en el Zweigen Kanazawa, de la segunda división japonesa.

"Estoy feliz por unirme a un gran club como el Zweigen. Daré lo mejor de mí mismo para llevar al equipo a primera división", declaró el delantero tras no triunfar en el club donde comenzó a labrarse la carrera el exjugador de Valencia CF o FC Barcelona.

Hay que recordar que hace poco más de un año reconoció que su meta no es igualar las hazañas de su padre, que superó los 1.000 goles: "Igual a mi padre sólo en la forma de andar. Personalidad no, fútbol no. Igual a él no hay. Quiero hacer mi historia". Pues eso.

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