Mestalla no traga a Nuno y el Sánchez Pizjuán cuestiona las maniobras de Unai Emery. El partido del domingo se plantea como un juicio para los dos entrenadores. Sevilla y Valencia, Unai y Nuno. La situación parece la misma, pero no lo es. La profundidad de la crisis en ambos casos no tiene nada que ver y tampoco la fractura con la grada. Por encima de los malos resultados, que son los que marcan tendencia, el fondo es diferente. Aunque existan muchas similitudes en las formas. La estructura del proyecto no admite comparación. Tampoco la estabilidad, la esencia o los fundamentos, incluso el nivel de popularidad€ aunque el sevillismo también tiene a Unai Emery machacado en la diana, pese a conquistar dos copas de la UEFA consecutivas.

Nuno tiene tres partidos para cambiar la situación. Hasta ahí llega el crédito ilimitado de Peter Lim. La fuerza y los debates en torno a Emery son otros, fundamentalmente porque Espírito Santo no tiene un ´Monchi´ -un director deportivo- para aconsejarlo en la toma de decisiones, para denfederlo dentro del club, para reforzar su autoridad dentro del vestuario, para ayudarlo a entender la idiosincrasia de la grada, para compartir las responsabilidades o para respaldarlo públicamente en la tormenta. Después de caer ante el Borussia Mönchengladbach, dando una imágen muy preocupante, y quedar sin opciones en la Champions, Monchi -que no es Dios, pero tiene autoridad por trayectoria y sentimiento- entró en escena para dar un golpe sobre la mesa: «Mi gente, mi entrenador y mi equipo, con ellos a muerte. No se sale adelante celebrando éxitos, sino superando fracasos». No es la primera vez que Monchi entra en escena para defender la vigencia del ciclo. Ahí está la diferencia. Después de las derrotas en el Calderón, Gante o San Petersburgo, el valencianista se queda en la versión de Nuno y la palabra del futbolista.

Sin ´apagafuegos´

El ´Monchi´ de Nuno era Rufete, pero el mánager general deportivo molestaba para según que negocios. Con el beneplácito de Lim, se decidió prescindir de su figura el pasado verano. Ayala y Rufete recogían la primera plantilla y extendían su influencia hasta el último equipo de La Academia. Salvo excepciones, ahora el proyecto es un caos, de arriba abajo. El entrenador apostó fuerte, asumió el control y se ha quedado sólo sin la persona que amortiguaba los golpes, aligeraba la carga, arrimaba el hombro, controlaba el entorno y era sensible a los problemas de la plantilla. Esta parte también explica la situación de máxima tensión que vive el Valencia CF. No hay ´apagafuegos´ deportivo, tampoco institucional.

El peor momento de Emery

Según una encuesta de Estadio Deportivo (diario deportivo de Sevilla), el 70% de los sevillistas opina que Unai se la juega contra el Valencia. Los nervionenses están muy mal. Probablemente es el peor momento desde que Emery llegó al club, superando incluso la fase de crítica de hace dos años. Por ahí, huele a Nuno. Sin embargo, la gestión del momento y la experiencia del hondarribiarra no tienen nada que ver. Emery ya ha salvado antes estas situaciones. No habrá experimentos. La idea -buena o mala- está clara: físico en la medular, vértigo por las bandas y esa mezcla de juego directo y ataque rápido. Robar y salir. El problema de Unai no está en el planteamiento. Se discuten sus cambios -ya marcados- y su incapacidad para revertir situaciones adversas.

Carga mortal en Champions

Recuerda al Unai de siempre, pero no lo es. Su evolución y su madurez como entrenador están fuera de duda. Ahí están los títulos y sus triunfos -por fin- ante Barça o Real Madrid está temporada. Como el Valencia, el Sevilla es capaz de competir cuando es agresivo e intenso en la presión€ Los problemas llegan fuera de casa, lejos del empuje del Pizjuán. En Champions están KO, pero el grupo nada tiene que ver con el que ha afronta el Valencia. Juventus de Turín, Manchester City y Borussia Mönchengladbach. Italia, Inglaterra, Alemania. Tres torazos. Nada que ver con Zenit, Gante y Lyon.

El grupo del Sevilla en Champions es brutal y la exigencia otra. La sucesión Liga-Liga de Campeones se ha sentido en los dos equipos. A los dos les falta intensidad para alcanzar su mejor tono competitivo. Piernas y juego. Sin embargo, los sevillistas parecen tener más mimbres, las ideas más claras.

Fichajes, refuerzos y lesiones

El Valencia echa de menos a Otamendi, pero ha conseguido retener el resto de la columna vertebral que le llevó a la Champions. Monchi se ha quedado cojo sin los goles de Bacca, la intimidación de MBia y el desborde de Aleix Vidal. Mariano, Kakuta (lesionado) Krohn-Dehli, NZonzi, Immobile o Llorente, hombres contrastados en el más alto nivel, están por encajar. Sólo Konoplyanka -pretendido en su día por el Valencia- ha dado señales de vida. Ojo al ucraniano, que destrozó al Madrid, por ejemplo. Nuno€ nada que ver. El portugués, Mendes y Lim apostaron por aderezar el bloque con promesas; acaba de perder a Mustafi y no tuvo a Abdennour más de un mes. Peo el Sevilla juega sin Pareja y Carriço -su Otamendi y su Mustafi- desde tiempo inmemorial. Rami, Kolo o Andreolli (roto), no son los mismo. También por eso son muy vulnerables. Para colmo, en momentos de duda sucede que la pelotita no entra. Muchos problemas recuerdan al Valencia, pero la raiz es otra.