Cuando Negredo recibió el pase de Alcácer en el tiempo añadido se quedó a solas, mirando cara a cara a su destino. El delantero era consciente de que tenía ante sí una palanca poderosa, una oportunidad nítida para cerrar de una vez el capítulo de las desgracias y ajustar rendimiento con expectativas de un solo plumazo, sepultando al Madrid en el tramo final de un partido apoteósico. El mano a mano con Keylor Navas, sin embargo, terminó por difuminar al vallecano en la paleta de grises. De héroe a villano. La secuencia no le dejó en buen lugar. Su disparo fue directo al costarricense, que desbarató el peligro a fuerza de instinto, con más corazón que cabeza. No lo podía creer. En su mente, la jugada era clarísima. Un gol cantado.

¿Cuál era el plan de Negredo para batir a Navas? Según ha podido saber SUPER, el ´7´ decidió hacer una vaselina para superar al portero cuando detectó que este estaba algunos metros adelantado, a mitad camino entre su posición de disparo y la portería.

No tuvo dudas. Álvaro no valoró hacer un recorte o buscar el apoyo de algún compañero, la acción era lo suficientemente clara en su cabeza como para intentar el sombrero al estilo del que sirvió para plantar la bandera en Mónaco en la vuelta de la eliminatoria previa de la Liga de Campeones, allá por el mes de agosto. Sin embargo, esta vez no correría la misma suerte. Curiosamente, con una coreografía similar, el fútbol le había reservado la cara diametralmente opuesta en esta ocasión. En cuanto Álvaro levantó la cabeza, el panorama era definitivo. Keylor, rapidísimo en la salida, estaba a menos de un metro y medio de distancia, le había achicado todo el margen para batirlo por arriba, lo que reduciría sus probabilidades de éxito a cero. Ya era demasiado tarde para cambiar de idea, su zurda golpeaba el balón en ese preciso instante. No le pudo la presión, ni le faltó confianza, ni tampoco ritmo de competición. Si el disparo de Álvaro Negredo no entró entre los tres palos fue por que no midió bien los tiempos de reacción de su oponente.

Una y otra vez

Mestalla no daba crédito. Acababa de fallar una ocasión que lo hubiera consagrado como el héroe de la noche. Un gol que lo hubiese sacado a hombros del estadio. Para Álvaro fue algo devastador. No encontraba consuelo, la jugada retumbaría en su cabeza durante toda la noche. Esa vaselina no le dejaría dormir, la cabeza le iba a cien incluso horas después de llegar a casa. El delantero se atribuía gran parte de la responsabilidad de que el Valencia no sumara los tres puntos en la visita del Madrid. Sus compañeros peregrinaron hacia él para tratar de consolarlo tras el pitido final del partido pero el ´7´ estaba desolado. «Vosotros vais a darle un enfoque individual a la situación pero nosotros entendemos que cuando ganamos lo hacemos todos y cuando perdemos también. Todas la historias tienen que tener un malo y la gente va a focalizarlo todo en él pero en los últimos minutos del partido tuvimos varias oportunidades para marcar gol y no lo marcamos. Siempre vamos a apoyar a Negredo y a cualquiera, no es fácil, hay que decidir en una fracción de segundo y él decidió disparar. Él está jodido porque pudo hacerlo mejor pero siente el apoyo de todos nosotros», explicaba ayer Rodrigo Moreno. Cierto es que acababa de saltar al terreno de juego, era la segunda acción en la que participaba y todavía estaba frío, una circunstancia que puede penalizar en acciones decisivas. La afición le dio su apoyo en Paterna. Negredo está deseando desquitarse y sabe que va a tener la oportunidad de demostrar su calidad y ser más decisivo. ¿Cuál es el camino? «Marcar la próxima».