Este Valencia es complicado de digerir. Hay cosas que te hacen creer, pero también otras para echarse las manos a la cabeza. El equipo quiere y, lo mismo que el día del Barça, empató como pudo perder y hasta ganar. Tensión y sufrimiento en la grada nunca falta. Si tenía enfrente al rival con diez jugadores y no se fue a tumba abierta a por el partido es simplemente porque no puede, porque no está seguro de sus fuerzas y, sobre todo, porque no se fía un pelo de lo que tiene atrás. Negredo queda al final como protagonista negativo y lo merece, un delantero de su talla y con las piernas frescas no se puede permitir el lujo de hacer tan poco en esa ocasión tan clara de gol y negar a la gente esa inmensa alegría que hubiera sido derrotar al eterno rival, pero el auténtico problema está más atrás. Solo con Otamendi este Real Madrid no habría escapado vivo de Mestalla, como hace un año. Haber sumado en estos dos partidos es un logro tal como está el Valencia y con la inseguridad que transmite la defensa, luego hay muchos más puntos que han volado sin ninguna justificación. Resultado, a 13 de la Liga de Campeones? y paciencia.

Penaltis

Parece que el madridismo vio muchos penaltis en Mestalla que no se pitaron. Hay que tener poquísima verguenza para quedarse de un arbitraje después de todo lo que llevan en la mochila en las últimas semanas, con expolios al Rayo y a la Real Sociedad en el Bernabéu tan descarados que tuvieron una amplia repercusión en la prensa internacional. No me pregunten por qué, pero esta vez por Mestalla no pasaron. Aunque joven, el árbitro no se dejó llevar por esa corriente y acertó con el único penalti que realmente fue. Ni la axila -como dirían ellos- de Abdennour es penalti, ni el salto de la rana de Gareth Bale ni tampoco el vuelo de Cristiano sobre Jaume. Al final, de todas esas acciones polémicas, el error más evidente que revelan las imágenes está en el segundo gol del Madrid, que es claro fuera de juego de Bale. Dirán que es por pocos centímetros, es verdad, pero no estamos hablando de una jugada en que el balón circula a gran velocidad sino de una acción a balón parado, el asistente de banda lo ha de ver si está en su sitio y mirando hacia donde tiene que mirar.

Rafa

Solo por momentos se aprecia en el Real Madrid la mano de Rafa Benítez, él no tiene la culpa de que Cristiano esté de pena ni de que la prensa de Madrid lo haya sentenciado porque según ellos no es entrenador para el Real Madrid. Sí tiene la culpa de haber elegido libremente entrenar allí donde no le quieren, convivir a diario con los que le tiran con bala. O mucho cambia la cosa o esto va a ser un acoso y derribo permanente hasta que Florentino se vea acorralado y lo eche, pero ojo, no es una situación tan distinta a la que vivió aquí, donde algunos también le hicieron la vida imposible porque no se bajaba los pantalones. Ver al Valencia CF campeón fue su penitencia.

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