Lo mejor que le podía pasar al Valencia de Gary Neville le ha pasado. Ya saldrá quien diga que el Granada es muy malo, pero lo cierto es que el Valencia ha hecho lo que quería su entrenador, prolongar lo bueno que se hizo en la segunda parte del Villarreal al siguiente partido, y luego al siguiente. La naturaleza no da saltos y el fútbol tampoco, y menos cuando vienes de donde vienes, ya saben, Nuno deja un equipo muy mermado en lo físico, nada trabajado en lo táctico, y sobre todo, un vestuario muy venido a menos anímicamente en lo colectivo y en lo individual. La diferencia entre Neville y Nuno es que el inglés quiere hacer de la juventud de la plantilla su principal arma, y el portugués lo utilizaba como excusa cuando perdía, es decir, uno les da confianza y el otro los critica y dice que pierden los jugadores porque son chavalillos, «las derrotas no son culpa mía». La conclusión ya la saben, los jugadores le dieron la espalda. El fútbol son muchas cosas en una misma, táctica, calidad técnica individual, físico, pero también es un estado de ánimo, y como yo lo veo, el fútbol a veces es fundamentalmente un estado de ánimo. Soy de los que piensa que a determinado nivel lo importante de un entrenador, o el hecho diferencial, está en el manejo del grupo, porque entiendo que más o menos, todos están capacitados desde el punto de vista táctico y futbolístico. Y ahí es donde se está cimentando la recuperación del Valencia por parte de Neville. Si haces un análisis rápido, el Valencia es ahora un puñado de jugadores que están como locos por jugar. Hay que decirlo bien claro, el estado de ánimo actual de Rodrigo Moreno, Santi Mina, Negredo, Enzo Pérez „para mí fue el mejor„ y Rodrigo de Paul es consecuencia del buen hacer de Neville. A ellos les sumamos a André Gomes y Alcácer que siempre quieren, a Mustafi que vuelve en Anoeta, Feghouli y Gayà, y resulta que ya no le tenemos miedo a nadie. Sin ir más lejos ante el Granada se vio más fútbol que en todo lo que llevamos de temporada. Sé que soy facilón, pero lo digo como lo siento: Gary Neville mola.

Más artículos de opinión de Carlos Bosch, aquí.