El Valencia va por mal camino. Tan peligroso y largo como se puede hacer el campeonato de Liga. El equipo se olvidó de ganar. No sabe. Ya van nueve jornadas sin conocer la victoria. Ni siquiera pudo contra un rival en puestos de descenso como el Rayo. Ni siquiera en Mestalla con la buena inercia de la Copa. Los de Gary Neville quieren, pero no pueden. Atacan mal y defienden peor. Hacen mejores a sus rivales. Es la frustración de un equipo que se consume deportiva y anímicamente en una dinámica negativa de la que es incapaz de escapar. Las alarmas saltaron hace una semana en San Sebastián. Ayer volvieron a sonar en forma de silbidos de la afición. Mestalla se indignó después de una decepcionante primera parte digna de la ´era Nuno´. Tuvo que ser Paco Alcácer el que, en medio del drama y la desesperación de la grada, despertara a equipo y evitara la bronca final de Mestalla. Su espíritu contagió a todos. El delantero salió del banquillo y se echó el equipo a la espalda dentro y fuera del campo. Con orgullo, galones y, como no, goles. Sobre el césped marcó dos. El primero fue anulado injustamente por Prieto Iglesias. El segundo sirvió para empatar a falta de dos minutos. Ya con el partido acabado marcó el ´tercero´. Esta vez, delante de un micrófono. El de Torrent lanzó un mensaje al vestuario desde el dolor que le produce ver a este Valencia deambular por la Liga. Estas fueron sus palabras. «No podemos seguir en esta línea. Lo único que sirve es ganar y no lo estamos haciendo. Tenemos que cambiar el chip ya porque así es imposible. No se ha jugado bien a fútbol. Cuando viene un entrenador nuevo se necesitan tres o cuatro semanas para adaptar lo que él quiere pero ya no es una excusa, tenemos que ganar». El mensaje llegó a los oídos de Gary Neville en sala de prensa. El técnico lo agradeció y de su boca solo salieron elogios hacia su futbolista. «Paco es un fantástico profesional. Asume la responsabilidad desde que llegué y eso es lo que espero de todos. Estoy agradecido de tener hombres así, que entienden que hay que corregir esto lo antes posible». El Valencia necesita once Pacos para volver a reencontrarse con la victoria en Liga. Algo que no pasa desde Vigo. Fue el 7 de noviembre. Ha llovido mucho desde entonces. El sábado espera el Dépor. Aunque poco importa el rival. El verdadero problema se llama Valencia y, visto lo visto ayer, hay que tomárselo en serio. El equipo está enfermo y no encuentra medicina para su cura.

Porque nada mejoró con respecto a Anoeta. Todo fue a peor en una primera parte en palabras de Neville «inaceptable». La línea defensiva, con un Mustafi en horas bajas, no es de fiar. Abdennour no es el único problema. A lo cuatro minutos Miku se topó con el larguero. A los quince, Jozabed encontró el gol. El cambio en la portería tampoco cambió nada. La medular naufragó. Trashorras, Diego Llorente, Jozabed camparon a sus anchas en los morros de Parejo, Danilo y André. Por no hablar del ataque. El equipo no abre el campo porque no tiene jugadores de banda. La mala planificación continuará pasando factura si no llegan especialistas. No se genera dos contra unos. No hay fútbol combinativo. No hay llegadas. Con el susto del 0-2 aún en el cuerpo, tuvo que ser Negredo el que en una jugada más que aislada empatara el partido desde cuarenta metros. Pero ni así. El Valencia se dejó empatar con un saque de esquina. Tuvo que ser Paco el que liderara la reacción. Su espíritu sirvió para empatar, ganar si el árbitro hubiera estado acertado y evitar la primera gran bronca de Mestalla a sus jugadores. Al final lo de ayer se quedó en ultimátum. Como dice Paco, el Valencia no puede seguir así.