La apuesta de Gary Neville por Fran Villalba, Will Zahibo e Ibrahim Diallo no es maquillajeGary Neville. La postura tiene fondo y sustancia. En Los Cármenes, después de la dura derrota en Anoeta, el contexto invitaba a levantar un once de seguridad, con Parejo o Paco Alcácer, por ejemplo. El partido demandaba certezas, un buen resultado más allá del desenlace de la eliminatoria, bien encarada en Mestalla. La derrora hubiera propagado un clima de duda realmente peligroso en torno al equipo, pero Neville demostró atrevimiento y personalidad. Fran y Will entraron directos al once para formar en la sala de máquinas junto a Danilo. Dieciseiere, 22 y 19 años para los integrantes de el terceto al que el inglés cedió las riendas del equipo. Después entró Diallo -por Danilo- para inyectar energía en un centro del campo 100% del filial.

Gary Neville fue fiel a sus principios y tuvo premio. No acompañó el juego, realmente pobre en muchos tramos, pero sí el resultado que habrá que hacer bueno ante el Rayo. El equipo está...como está, necesitado de refuerzos positivos y este triunfo es confianza, autoestima, gasolina. Hubo goles, se recuperó el balón parado, reapareció Bakkali y Ryan dejó la portería a cero. El marcador estuvo por encima de los méritos, pero más allá de la practicidad en la acción, la victoria inyecta contenido al proyecto.

Poderío en el juego aéreo

La Copa del Rey está endureciendo y ayudando a florecer a Diallo, Villalba y Zahibo. El francés de origen marfileño monopolizó los focos en Los Cármenes. Tres minutos antes del descanso, Will abrió el marcador y sentenció la eliminatoria cabeceando a la red un buen servicio de Pablo Piatti desde el córner. Kelava falló en la salida y Zahibo dejó constancia de sus 189 centímetros de altura. Saltó y giró el cuello para dar la dirección adecuada. Su primer gol con el primer equipo guarda una dedicatoria muy especial. «Va para mi familia, para todo el mundo que está detrás de mi», proclamó el costamarfileño. En ese momento que lanzó la mirada al cielo estaba acordándose de su padre, su madre y su hijo Kaïs, nacido en verano. Un nombre que en árabe significa orgullo. Tras el partido, el dorsal 29 era un tipo orgulloso, feliz, sobre todo, por ayudar al equipo. La acción despejó el panorama.

Cuestión de confianza

Neville tenía decidido desde hace días entregarle la titularidad a Zahibo. La pifia ante la Real Sociedad aconsejaba cuidar la imagen en Granada, Parejo apuntaba al once, pero Gary no se cortó. «La confianza en la cantera es enorme, se trata de aprovechar la oportunidad y trabajar lo mejor posible», describió Will. Esa continuidad es lo que permite que «poco a poco» lo hagan mejor.

El Valencia no tuvo el balón con fluidez. Fue un partido feo. Los Cármenes no brindó el mejor contexto para que Villalba luciera su clase y se sintió en sus respuestas. En su estreno como titular, intentó jugar fácil, mezcló errores con aciertos y nunca se escondió. No deslumbró como en Mestalla ante el Barakaldo en su debut; sufrió y probablemente sea una experiencia mucho más valiosa en su proceso de maduración. Vuelve con 90 minutos ásperos ante un primera división.

En el estreno en la grada de García Pitarch, el director deportivo que firmó a Sissoko, Zahibo se ganó la comparación con ´Momo´. «Puede ser por el físico, intento jugar fácil, no complicarme», describió. Corta al rival, equilibra y da continuidad al juego. Precisamente una recuperación suya sirvió para desatar el segundo gol. Will se lanzó al suelo para arañar el balón, el rebote fue a la cabeza de Aderllan y Danilo colocó un pase largo magistral a la espalda de la zaga del Granada que Paco Alcácer cristalizó en gol. El brasileño, gris en la construcción y frío sin balón, dejó detalles muy interesantes con balón.

Diallo... de medio centro

La recta final fue para Diallo, el defensa del filial, que ya ha jugado de central, lateral derecho y marcador en línea de tres, tuvo minutos como medio centro, posición en la que jugó en la Academia Aspire de Senegal. Fue en el Eupen belga, donde el maliense empezó su reciclaje hasta el eje de la zaga con Tintín Márquez. Suma y sigue.