­­Con la Liga no se juega y no hay equipo que pueda permitirse estar nueve jornadas sin ganar y no verse en un serio aprieto. Neville lo tiene, los equipos de atrás avanzan despacio pero las victorias de Granada y Rayo exprimen el colchón a solo seis puntos por encima del descenso. Dos partidos. Necesita el entrenador tiempo pero antes que nada lo que está pidiendo a gritos el Valencia es una victoria que el inglés todavía no ha conseguido desde que se hizo cargo del equipo. Ni por casualidad. Solo cuatro puntos en seis partidos es un balance demoledor que ha alejado al equipo de los puestos de Europa, lo dejan de momento perdido en tierra de nadie y con la urgencia de reaccionar para no verse peligrosamente cerca de la zona roja.

Es verdad que cogió un equipo en caída libre, como también lo es que no ha podido frenar esa tendencia en sus primeras semanas al frente del equipo. Confía en el trabajo que está realizando para lograrlo aunque las dudas después de tantos meses a la deriva son lógicas: «¿Cómo puede cambiar un entrenador todo en cuatro semanas? Cuestionar mi trabajo lo respeto, pero para mí no tiene ni pies ni cabeza. Sé que hasta que no gane partidos me van a llegar este tipo de preguntas, pero vamos a tener buenos resultados y mantenidos en las siguientes semanas», aventura. En pocas horas sabremos si Riazor es el esperado punto de inflexión o hay que seguir esperando el milagro.

«Soy muy optimista -insiste el técnico-, los jugadores están trabajando muy bien. De los diez resultados entre Liga y Copa, hemos ganado tres y empatado cinco. No es suficiente, esperamos más. Mis victorias han llegado en la Copa y debemos empezar a ganar en la Liga. Si comparamos los diez partidos de antes a cuando llegue no hay mucha diferencia», comenta. No la hay. Su registro es en efecto un 3-5-2 (tres victorias, cinco empates y dos derrotas) mientras que los diez partidos anteriores reflejan un 4-2-4. La conclusión no es otra que los números son igual de malos por mucho que en algunos momentos se hayan visto síntomas de recuperación que a la mínima se vienen abajo.

Oportunidad perdida

Ejemplos. Solo un magistral lanzamiento de falta de Bruno marcó la diferencia con el equipo que ahora mismo cierra los puestos de Champions. Después, hubo opciones de ganar incluso al Real Madrid. Sin embargo, momentos como la segunda mitad de Anoeta y en la primera ante el Rayo echan por tierra todas las expectativas. Tras dos partidos de máxima dificultad el Valencia tenía oportunidad de resarcirse ante dos equipos candidatos al descenso, pero ni Real Sociedad ni Rayo fueron la medicina.

El balance del equipo en la Liga requiere una corrección inmediata. Solo cinco victorias en veinte partidos han llevado al Valencia a una situación que empieza a ser comprometida. Los datos son tan preocupantes en Mestalla como fuera. La goleada de Balaídos aparece como un oasis en medio de un desierto de estas dimensiones: dos victorias y dos empates en diez desplazamientos, solo cuatro goles marcados en los restantes nueve partidos al margen de los cinco de Vigo, donde el Valencia todavía con Nuno logró la que sigue siendo su última victoria en la Liga nada menos que el pasado 7 de noviembre.

Tendrá que ser entonces ante el Deportivo, un equipo que presenta una trayectoria similar aunque sus expectativas estaban muy por debajo. Llega el rival a este partido cuatro puntos por delante y Riazor no va a regalar nada. Al contrario. Con los precedentes y la ya histórica rivalidad entre las dos aficiones, la afición del Depor empujará a los suyos con el objetivo de hundir un poco más al Valencia en la clasificación.