El capítulo final del encuentro, con prácticamente todos los jugadores a excepción de Rodrigo funcionando con las últimas gotas de la reserva, descosidos por una hora de desgaste „un reto difícil de asumir para un grupo arrasado por la gestión del anterior integrante del banquillo„ fue solo una caricatura del Valencia de la primera parte. El primer asalto ante Las Palmas distinguió a un equipo con tensión competitiva, equilibrado en balances defensivos y con una propuesta convincente y sincronizada. Sin matices ni lamentos póstumos por primera vez en mucho tiempo. Y en ese panorama de ruptura Enzo Pérez se desliza con un protagonismo clave. La contribución del argentino fue decisiva a todos los niveles. Sostiene, equilibra y da continuidad al juego, activa todos los circuitos y los triángulos del entramado táctico de Neville, una asignatura pendiente hasta la fecha. El ´15´ llenó el mediocampo e imprimió su personalidad, mordiendo y aplicando justicia en cada acción para liberar a Parejo, escudero de lujo en el estadio insular, cuajando un partido muy entero después de algunos precedentes plagados de contrastes.

El cuerpo técnico acariciaba con optimismo la posibilidad de que el centrocampista regresara directo al once después de dos semanas y media lesionado de la rodilla. La confianza en él era total porque los Neville reconocen en él a un "hombre", un referente al estilo de Otamendi la temporada pasada. Tras la prueba del miércoles, no había dudas. Estaba preparado. Por ello, calculando que la energía le daría para jugar entre sesenta y sesenta y cinco minutos a buen nivel, diseñaron un plan en el que el Valencia debía sentenciar la eliminatoria antes de su retirada. Y así fue. Su impacto fue brutal. Enzo no se cuestiona. Su entrada en el equipo acabó con el socavón que se ocasiona habitualmente en la medular, partiendo al equipo y negando sus probabilidades de éxito. En el minuto 19 de juego, el mendocino cortó un ataque de la UD Las Palmas, sirvió hacia adelante para Negredo, este abrió a André, que galopó en dirección a línea de fondo y envió al corazón del área, donde Rodrigo fusiló con la puntera. La jugada resume en esencia el calado del futbolista.

Estabiliza el dibujo táctico

El trabajo sin balón de Enzo fue de alto nivel, con la pelota en los pies no estuvo tan acertado, si bien es normal por la falta de ritmo. Con el 4-2-3-1 en el que resolvió Neville al equipo ante Las Palmas, el argentino demostró que puede hacer de Keita. Falta liderazgo, eso dice un sector de la crítica. El ´15´ es un líder, pura experiencia y cemento para la parcela del medio. Un guia que sacó la mejor versión de Parejo, que anoche regresó unos metros hacia atrás tras su experiencia episódica en la mediapunta, impulsada en su momento por la ausencia de Enzo, lesionado. El Valencia compitió con el puñal entre los dientes y solo perdió el mediocampo en los últimos minutos, por el bajón físico „una cuestión alarmante„ y la ausencia del argentino, sustituido tras cumplir con su misión. Entonces, el Valencia quedó a remolque de los acontecimientos, mostrando una incapacidad vibrante para hacer circulaciones y mantener la pelota. Imposible pasar de la línea divisoria, tratando de frenar con oficio un arreón por las bravas de los de Setién.