­­­El Valencia salió rendido al Camp Nou. Ese fue el principal error en una colección de despropósitos que no cesó entre el primer y el último minuto jugado en el Camp Nou. El plan de Gary Neville consistía en armar dos bloques macizos con los que cerrar espacios y líneas de pase al rival culé, para luego poder salir al contragolpe con velocidad desde una y otra banda.

Esa era la teoría, pero la práctica resultó completamente al revés. Los jugadores salieron al césped sin la intensidad que todo equipo necesita cuando visita la casa del campeón de Europa y el mundo, salieron con todas las dudas posibles en cuanto a dónde y cómo presionar, erráticos en cada uno de los pases que intentaron, insolidarios en los apoyos defensivos, en el trabajo táctico, en los desmarques€ El Barcelona no tuvo adversario, tan sólo un juguete enfrente al que destrozó como y cuando quiso y con una ´manita´ de Iglesias Villanueva que ni falta le hacía. Le bastó con ahogar presionando a toda cancha y comerse a los de Neville en su campo.

La goleada tomó forma en apenas once minutos, tiempo en el que el Barcelona ya dominaba claramente por dos goles a cero. En el primero André Gomes dio el primer aviso del pésimo partido que iba a realizar. En un equipo sin conceptos ofensivos consistentes ni juego combinativo, el portugués acostumbra a hacer la guerra por su cuenta. El centro del campo culé, muchísimo más ambicioso que el del Valencia, se abalanzó sobre André, le robaron la pelota y se la sirvieron a Neymar para que el brasileño avanzase sin oposición y sirviera el 1-0 a Suárez.

Durante la primera mitad, once contra once, el Barcelona ridiculizó al Valencia de la misma manera que lo hizo en la segunda parte con uno más. La posesión, cada una de las disputas y las ocasiones fueron locales. Una consecuencia lógica cuando un equipo tiene más talento y además juega con más ganas que el otro. Los blanquinegros se limitaron a defender por acumulación. No hubo ni rastró de los contragolpes anhelados. La solución de los ´dobles laterales´ estaba abocada al fracaso con un Siqueira que marchaba en tercera y sin nadie en la media capaz de recuperar y oxigenar el juego hacia los costados. Dani Parejo perdió 12 balones y André€ ¡17! Y sin noticias de Danilo.

Pese a la acumulación defensiva, curiosamente, Busquets, Arda Turan e Iniesta camparon a sus anchas por un centro del campo desértico, a pesar de que ahí estaban presentes, pero ausentes, los mediocentros blanquinegros. Tampoco ayudaron los extremos en las bandas ni la defensa con alguna que otra anticipación. Nadie. El Barça jugó en quinta velocidad. Especialmente, arrolló por el medio a los valencianistas. Busquets movía la pelota como en un entrenamiento. Arda veía fácilmente cada peligroso pase entre un sistema defensivo mantecoso.

A la frontal llegaba Suárez siempre desmarcado y desde allí Messi bailaba más fácil que nunca. Sólo Neymar lo hizo en alguna ocasión por las bandas. El ´11´ perdonó el 4-0, un penalti tan dudoso como inútil de Mustafi que no debió ser expulsión, aunque por entonces el Valencia ya se había entregado. El serial de errores siguió en el segundo acto con la relajación en las marcas, como le pasó a Vezo o Santos, o en la salida con balón de Parejo€ Por fallar, esta vez falló hasta el portero. El 7-0 fue el castigo final.