La tensión generalizada en torno al momento de turbulencias del Valencia ha alcanzado su cota más alta en las últimas horas. Tras el batacazo ante el Barça, que vapuleó y ridiculizó al conjunto de Neville con una goleada fraguada entre un equipo con enorme potencial y la falta de contrapeso, el valencianismo ha cogido a sus ídolos por la pechera. Recibidos y abucheados de madrugada al grito de «jugadores, mercenarios» por más de doscientos aficionados en Paterna, los futbolistas vivieron ayer una jornada de las que no se olvidan fácilmente. André Gomes lo vivió en sus propias carnes. El portugués, uno de los primeros en abandonar las instalaciones de Paterna, se detuvo en pleno parking para charlar cara a cara con un grupo de seguidores indignados. La situación fue de alto voltaje.

«¿Tú crees que me da igual perder partidos?», se defendía acaloradamente el luso, acusado de no dar el callo en el episodio del Camp Nou. Es la imagen del día, el argumento de los telediarios, la fotografía que retrata con mayor exactitud la desesperación que se anuda en torno al equipo de Peter Lim.

La crispación, tal y como informó la Cadena COPE, había llevado a jugadores como Parejo a abandonar las instalaciones de Paterna escondidos en un coche la noche anterior. El escenario es insostenible y tras la ruina en Barcelona, el cuerpo técnico decidió cancelar el día de descanso y programar un entrenamiento para ayer. ¿Por qué? Lo explicó Gary Neville a sus jugadores nada más llegar al centro de operaciones en la mañana de este jueves. «Hay que olvidar lo del Barça, ya no nos puede perseguir más, he puesto el entrenamiento para eso. Esta semana vamos a entrenar aislados de todo, sin nadie que nos vigile», transmitió el técnico inglés en una breve charla privada que tuvo lugar justo antes de la sesión. Gary, consciente de la fragilidad del equipo, ha convenido aislar al grupo del ruido de mediático y la presión destructiva de un sector radicalizado de los aficionados porque quiere que los jugadores focalicen sus cinco sentidos exclusivamente en trabajar para lograr una victoria ante el Betis en el Benito Villamarín.

Todo en juego

La próxima cita es decisiva. El técnico, que ya subrayado en distintas ocasiones que no está por la labor de dimitir porque confía en la recuperación del equipo, tiene el futuro asegurado hasta el domingo, a partir de entonces entran en juego algunas variables. El trabajo es bueno, hay un compromiso pleno por parte del staff técnico pero el calendario no frena. Cuestión de resultados.

Suso García Pitarch, director deportivo de la entidad, ya no solo no se moja por Neville -con el cual estuvo departiendo este viernes antes del entrenamiento- cuando analiza la situación sino que además ha puesto en marcha un plan por si el Valencia pierde el domingo en Sevilla.

La preocupación existe, de hecho ayer a las once llegó el ejecutivo a Paterna para reunirse con algunos jugadores como Alcácer, Negredo o Mustafi, y el entrenador. Un encuentro al que se unió Kim Koh, que se quedaría a solas con Gary y no saldría hasta eso de las tres y media de la tarde. El de la Pobla piensa que hay que cambiar al entrenador y sondea candidatos por si acaso, a la espera de que la propiedad le otorgue capacidad ejecutiva para abordar una decisión tan delicada como la que afecta al responsable del banquillo, alguien que hace menos de dos meses fue elegido personalmente por Lim. Si el Valencia gana, el triunfo supondrá un refuerzo de confianza para afrontar el último tramo de curso.

La final y el objetivo

Sin ir más lejos, Neville insistió ayer a los jugadores en que el partido ante el Betis no es uno más, reviste una trascendencia especial. «El domingo tenemos una final y hay que ganar como sea», dijo con absoluta convicción antes del comienzo del entrenamiento. Una auténtica final... Por la permanencia. O al menos, por distanciarse de ella. Y es que si en las últimas semanas el vestuario nunca ha querido valorar el descenso como una situación que pueda darse de aquí a final de temporada, los últimos acontecimientos han hecho recalibrar el panorama. «Nuestro objetivo», confiesa un peso pesado del vestuario a SUPER, «ya no es ni la Copa del Rey ni la Europa League ni nada de eso, lo que tenemos que hacer ahora es centrarnos en no meternos más abajo». El revés del Camp Nou es fuerte pero no hay margen, hay que escapar de las brasas cuanto ante para evitar un desenlace trágico. Los resultados no llegan, las sensaciones no son buenas, los jugadores están señalados y el técnico cuestionado, pero ¿cuál es la percepción que hay en el vestuario?

A los futbolistas les ha sorprendido el planteamiento del partido ante el Barça. Básicamente, porque no tiene nada que ver con el de la noche que el conjunto visitó Mestalla en la Liga. Entonces, consideran, se siguió una propuesta realista con el momento del equipo, que como ahora, ni tenía un guion competitivo basado en automatismos consolidados a los que aferrarse ni tampoco un estado de confianza plena que lo impulsara y a pesar de todo ello, se sacó rédito a base de intensidad y agresividad, elementos clave por encima de cualquier dibujo táctico. Feghouli regresó de Barcelona malhumorado por salido a jugar como centrocampista y Danilo, por ejemplo, se sintió señalado tras ser el cambio cuando todo iba mal a la media hora de juego. A pesar de ello, ¿es Neville el responsable de esta situación? Sin lugar a dudas, no. El técnico ha recogido un equipo devastado por un primer tramo de temporada destructivo, con carencias tácticas y arrasado en el plano físico y psicológico. El grupo quiere y no puede. Por si fuera poco, casi siempre va por debajo en el marcador y no tiene argumentos para revertir un contexto desfavorable. ¿Los jugadores confían en Neville? Sí, de hecho una de las lecturas que se hace ahora mismo es que, al final, partidos como el del Barça, con resultados tan devastadores, a veces también ocurren. El Barça, al fin y al cabo es el equipo más poderoso del mundo y ha goleado y humillado al Madrid en varias ocasiones... Y la suerte, entre comillas, es que el encuentro ha sido en la Copa y no en la Liga, donde el Valencia afronta su gran desafío . «Aquí todos tenemos la misma culpa», señala otro futbolista, «nadie puede huir de la responsabilidad».

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