"Después de lo del miércoles, he visto la reacción en cuatro, cinco o seis jugadores. No voy a decir a qué me refiero pero he visto cosas que me dan a entender que hemos tenido suficiente. Hay que dar la vida. He visto en ellos lo que quiero ver mañana". Así definía Gary Neville, absolutamente convencido en la rueda de prensa previa al partido del Betis, la fotografía que retrata al Valencia de puertas hacia adentro tras la dolorosa derrota encajada ante el Barça, un revés capaz de descomponer cualquier argumento de reacción. El técnico ha detectado desde el regreso del Camp Nou una chispa, un estímulo capaz de encender todo el caldo de cultivo, un combustible que mezcla dolor, ambición, peligro y necesidad, y que debe servir para poder alcanzar esta tarde la ansiada victoria en Liga sobre el césped del Villamarín. El relato, sea cual sea el marcador definitivo, podría resolverse de antemano como ‘el partido del orgullo’. Una cita capital, un encuentro para marcar la línea, decir basta y romper con todo para poner al escudo a su altura tras una temporada machacándolo entre unos y otros.

Tras salir malparados de Can Barça, el cuerpo técnico negó el día de descanso a la plantilla y explicó que la vía más rápida para dejar atrás lo ocurrido era trabajando. En esa breve charla, reproducida por SUPER en su edición de viernes, Neville transmitió a los jugadores que el domingo jugaban "una final" y que había que ganar "como sea". Al día siguiente, este periódico recogía una frase off the record de un futbolista, un peso pesado, que aseguraba que "jugaremos como si fuera el último partido de nuestras vidas". Son piezas del collage que describe una realidad: la conjura es total. Nadie vuelve de Sevilla sin los tres puntos bajo el brazo. Consciente de la trascendencia de la cita, ayer, nada más finalizar el entrenamiento, el técnico se encomendó a sus líderes, a sus «hombres», los jugadores más fuertes del vestuario. Neville se aferra a los pilares del equipo para poder sacar desde hoy la situación adelante. El inglés charló individualmente con André Gomes hasta en dos ocasiones, después llamó a Parejo y a Negredo, juntos, para mantener también una reunión con ellos. Cuando terminó, requirió la presencia de Feghouli. Y después, la de Abdennour.

Salvo giro inesperado de última hora, los cinco van a ser titulares esta tarde. Ellos deben tirar del carro y dar un paso al frente para que el Villamarín se convierta en el episodio de ruptura que necesita una dinámica que refleja, cada vez más, una caída en picado pese a todos los esfuerzos. Plantilla y staff técnico están mentalizados. No ha habido mucho tiempo para preparar el encuentro, apenas tres días, pero existe un plan para ganar y ya está en marcha. Neville quiso consolidar la estrategia con sus líderes, reforzar la conexión entre sus piezas claves y asegurar la puesta en escena para ganar esta tarde al Betis de Merino.

Soluciones con urgencia

El Valencia busca soluciones con urgencia para escapar de las brasas y dejar atrás la crisis. En el cuerpo técnico, más allá de todos los preparativos, existe la plena convicción de que ha llegado la hora. Este es el momento de ganar. El valencianismo lo merece. Todos. También los protagonistas. Desde el primer futbolista hasta el último utilero. Es difícil imaginar un escenario peor a estas alturas de la temporada, la estadística no acompaña los esfuerzos y el compromiso del equipo pero eso tiene que tocar hoy a su fin. El Betis pone de su parte. Es el peor equipo de toda la Liga jugando como local. Ha llegado el día.