«En mi cabeza no existe un recuerdo peor que entrar en el vestuario del Barça después de haber perdido 3-0. Es imborrable». El descenso en 1986 se consumó al día siguiente, el 13 de abril, una vez que el Betis le regaló un punto y la salvación al Cádiz, que cerró la Liga en Mestalla una semana más tarde. El sábado, antes de que la debacle fuera matemática, los jugadores del Valencia ya la sintieron en sus carnes dentro del Camp Nou. «Estábamos descendidos, todo eran miradas perdidas, empapadas, con los ojos llenos de preguntas, buscando explicaciones a algo que no las tiene, el deporte y menos, el fútbol», prosigue el excapitán Ricardo Arias.

Por primera y única vez en su historia, el Valencia descendió al infierno de Segunda; aún así el valencianismo supo reaccionar. En una sola temporada el club regresó a la élite haciendo bueno, 29 años antes, el lema que recorre hoy las redes sociales: «El Valencia siempre se levanta». Precisamente, la Asociación de Futbolistas reunió ayer a varios de sus integrantes con el propósito de que en la actualidad la comunión entre el equipo y la hinchada sea efectiva desde este sábado en la final contra el Espanyol y, poco a poco, alejar del ambiente la palabra descenso. Los jugadores que pasaron por la historia del club lanzan un mensaje en pro de la unidad y el apoyo al Valencia novel de hoy en día, que sufre una racha de 12 partidos sin ganar, lo que le deja solo cuatro puntos por encima de las plazas malditas.

Según cuenta Fernando Giner, presidente de la Asociación, el presente «no se parece» a los tiempos vividos con el descenso. «Entonces veníamos de años atrás salvando la situación, por ejemplo, en el 83 en el último partido con el gol de Tendillo€». Una diferencia «sustancial» descansa en terreno económico. «Ahora el club tiene solvencia. En aquellos años nos faltaba el dinero. Los directivos pagaban los autobuses, los hoteles€ El club no tenía ni un chavo. Tuve tres o cuatro plantones porque los chicos no cobraban», cuenta Óscar Rubén Valdez, entrenador en 1986 hasta que le sustituyó Alfredo Di Stéfano.

Entre un «sinfín de problemas» poco pudo hacer la mano de la afición. Sin embargo, ahora es diferente. Ricardo Arias evoca el espíritu del 87 y como el valencianismo «empujó más que en la época de Kempes» para devolver al club a su lugar en Primera. «¡Ojalá eso lo veamos ya! La unión benefició en todo. No hubo un partido en el que Mestalla no estuviera abarrotado. Cada semana los recibimientos eran impresionantes, sé de lo que es capaz esta afición y de lo que los futbolistas somos capaces cuando nos sentimos arropados. Cuando sientes que el público está contigo das más de lo que tienes», argumenta el mítico ´4´. Giner confirma como en la 86/87 «se duplicó la asistencia» al estadio y los jóvenes canteranos pusieron «las bases para años posteriores».

Piden «tranquilidad»

En consenso con la Agrupació de Penyes Valencianistas, la Curva Nord y el Pequeño Accionista, la Asociación de Futbolistas pidió al aficionado en general «ayuda» para el equipo. «No entramos en batallas sabedores de lo que necesitan los futbolistas. Para lo bueno somos muy buenos, pero cuando las cosas van mal, somos mejores. El Valencia no está muerto, está muy vivo. No es una situación para estar contentos, sino para apoyar. Los exjugadores aquí somos de distintas épocas, pero a todos nos une el denominador común de que la situación necesita de nuestra afición», aseguró Giner. El presidente de la Asociación añadió: «Estaremos de acuerdo o no en la gestión deportiva, pero no vamos a entrar ahí, es momento de apoyar a los que juegan y buscar seis victorias. Conocemos la situación y los jugadores necesitan tranquilidad. Van a demostrar que son buenos. Nos parece bien que se reunan solos mirándose a la cara. Dentro del campo mandan ellos».

Fernando Giner, además, se comprometió a dejar su cargo en la Asociación si Peter Lim no cumple su compromiso de acabar el nuevo estadio. «Estaría engañando a mis compañeros. Estoy convencido de que el dueño cumplirá con el estadio y con el proyecto. No me cabe en la cabeza que no le importemos, aunque esté a 15.000 kilómetros». El consejero asesor, Juan Cruz Sol, por último, apuntó la «preocupación» de los inversores por la delicada marcha del equipo.