La luz se hizo al final del túnel para Gary Neville. Cuando más difícil parecía, el equipo brotó para sublebarse contra su destino y levantarse „por fin„ después de nueve partidos encajando el primer golpe y muriendo sobre el césped, con más o menos rebeldía. El Espanyol volvió a plantear ese escenario terrible para un grupo de futbolistas comido por las dudas, el desconcierto y una crisis existencia galopante€ pero no supo gestionar esa ventaja (0-1, minuto 53). La victoria atiende a tres factores imprescindibles. Primero, el apoyo incondicional de Mestalla, que siempre arropó y tiró del equipo. Segundo, el ataque de coraje de los futbolistas. Y tercero, el Espanyol. Por primera vez en esta sucesión insoportable de partidos, el Valencia encontró un adversario más desnutrido e inseguro. Tras el gol de Óscar Duarte corrió la sangre, pero el Espanyol dio un paso atrás que ayudó a cortar la hemorragia y girar el encuentro. Con un rival encogido, Cancelo, Cheryshev y Feghouli encontraron el espacio necesario para arrancar, desbodar y centrar. João desbloqueó al Valencia con una arrancada culminada por Negredo. Su atrevimiento tuvo premio. El triunfo partió de una combinación por la banda derecha entre el portugués y Feghouli, que puso un centro precisó para la llegada de Cheryshev. La calidad „que la hay„ se manifestó para marcar la diferencia; en las dos áreas, porque, pese a algún error, Alves tuvo un par de intervenciones determinantes en su regreso.

La victoria es un punto de partida, pero no debe confundir el dibujo. El Valencia tuvo las mismas carencias de siempre y el calendario promete alargar el drama: Granada, Athletic, Málaga, Atlético. No hubo una mejora futbolística sensible; aunque sí espiritual. La mezcla Mestalla-equipo funciona€ pero Neville tiene que ayudar más.

El entrenador inglés tiene un reto importante por delante: sacar máximo rendimiento a este primer triunfo „en Liga no se ganaba desde Balaídos, 7 de noviembre„para desbloquear a la plantilla; aprovechar esta chispa de confianza para reforzar el trabajo diario y mirar hacia adelante con optimismo.

El cambio de Negredo

No todo son grises. Neville empleó la lógica y captó rápido lo que pedía el partido. El Espanyol se metió atrás y entre tanto centro faltaba un rematador. El equipo reclamaba a Negredo y pronto lo tuvo sobre el campo. Todo fue un cruce de coincidencias. Felipe Caicedo (sufrimiento constante para la retaguardia) salió del partido y entró Álvaro, que ayudó al grupo a dar un paso hacia adelante determinante, por fórmula y coraje.

La defensa tembló, faltó centro del campo, Marco Asensio fue una pesadilla y, por momentos, el Espanyol demostró defender una idea más sólida sobre el campo. Pero le pudo más el miedo en una jornada en la que el Valencia decidió dar un paso al frente emocional.