La dolorosa goleada encajada en el Camp Nou despertó al valencianismo del sueño de volver a verse en una final. La Liga Europa asomará por el calendario en apenas dos semanas, pero a día de hoy el caminar sin rumbo del Valencia 15/16 tiene al aficionado deprimido y preocupado. Pese a la frialdad que los acompaña, los números no engañan y retratan al actual, el de Nuno y Gary Neville, como uno de los peores Valencia de la historia.

El 7-0 del Barça está a la altura de los ridículos más grandes jamás vividos desde la fundación del club en 1919. A la par de las humillaciones padecidas en 1940 contra el Sevilla (10-3) o el también 7-0 de Karlsruhe de 1993. El atropello del miércoles ha destrozado todas las ilusiones depositadas en la Copa, en un año en el que, además, el equipo ha perdido más partidos que nunca en la fase de grupos de la Champions y en el que, a estas alturas, mantiene el peor bagaje desde la campaña 1985/86, aquella fatídica en la que se consumó el primer y único descenso de los valencianistas a Segunda División.

Han debido pasar 30 años para que la afición de Mestalla se encuentre nuevamente con un Valencia tan incapaz de imponerse en los partidos como aquel del 86.

La psicosis crece conforme avanzan las jornadas sin que el conjunto de Gary Neville sepa lo que es ganar en la Liga. Más aún, al ver en Can Barça un grupo de jugadores abatido en la disputa de toda un semifinal. Desde el que el inglés tomó las riendas el 9 de diciembre -ese día el Valencia cayó 0-2 ante el Olympique de Lyon, diciendo adiós a la Liga de Campeones-, los blanquinegros suman una derrota en Europa, cinco empates y tres derrotas en la Liga BBVA y la debacle de Barcelona, un empate y cuatro triunfos en la Copa. El Valencia de Neville sólo ha podido ganar al Barakaldo, rival de Segunda B, a Las Palmas a domicilio y al Granada por partida doble.

La imposibilidad de ganar bloquea mentalmente a un grupo en el que no abunda la experiencia. El Valencia es duodécimo en la clasificación merced al abultado número de empates que ha logrado (10), ya que tras el colista, el Levante (4 triunfos), es el conjunto que menos victorias guarda en su casillero en compañía de Betis, Las Palmas, Granada y Rayo Vallecano (5). La estadística asusta todavía más al comprobar que, trascurridas 22 jornadas de la Liga, el equipo de Mestalla no registraba una cifra tan paupérrima de victorias desde la misma temporada del descenso. Para encontrarla, incluso, inferior hay que retroceder al curso 82/83, cuando un gol de Tendillo frente al Real Madrid en Mestalla (1-0) conquistó la salvación en el último partido. Fue el noveno triunfo del año y le arrebató la Liga a los blancos, aunque por estas de febrero el Valencia no pasaba sólo sumaba cuatro en la tabla.

Aquel equipo reaccionó como lo acabaron haciendo años después los de Ranieri en el 98 y Cúper en 2000, o los de Voro en 2008, Valverde en 2013 y Pizzi hace dos años, que a mitad de temporada apagaron los fuegos de sus antecesores. Ahora el Valencia de Neville precisa con urgencia una reacción idéntica para alejar fantasmas en el Benito Villamarín y, de paso, las comparaciones a las que obligan los hechos y el triste devenir blanquinegro esta campaña. La primera debacle -no menos sonada- se produjo en el primer tramo del curso. El conjunto entrenado por Espírito Santo se encaminó, prácticamente, hacia su peor Champions en diez participaciones. Pese a la menor entidad de los rivales, el Valencia cayó en cuatro de los seis partidos de su grupo. Sólo en 2008 se sumó un punto menos en esta fase.