El Valencia respira que no es poco. Había que ganar y se consiguió. Para redondear una semana con tres victorias en tres partidos y continuar consolidando la recuperación del equipo. Algo ha cambiado. Está claro. Al menos ahora se sacan los partidos. Eso sí, se hizo con una más que sufrida victoria y con la sensación de que contra un rival superior hubiera empatado. O tal vez perdido. Decepcionó el equipo de Gary Neville a pesar de la victoria. Porque no generó fútbol a pesar de las ocasiones de gol de la primera parte y porque no supo gestionar la ventaja en el marcador en la segunda. Se renunció a la pelota y, lo más grave, se defendiendo rematadamente mal. Sobre todo por el costado izquierdo. Al final se impuso la calidad. Marcaron Dani Parejo y Santi Mina para sumar tres nuevos puntos, firmar la primera victoria de Gary lejos de Mestalla, espantar definitivamente los fantasmas del descenso y confirmar que el equipo ha levantado la cabeza y sale del pozo en el que se estaba ahogando. El fútbol no acompañó, el resultado sí.

Porque la realidad es que el partido se hizo especialmente largo. Demasiado para enfrentarse al colista. En épocas de crisis como la que vive este equipo hay licencia para ganar por lo civil o por lo criminal. Lo que importaba era ganar y el Valencia lo hizo. Solo así crecen los equipos.

El Valencia mereció marcharse al descanso con el marcador a favor. Más por ocasiones que por fútbol. Más por deméritos del Granada que por argumentos futbolísticos del equipo. Porque los de Gary Neville fueron un equipo demasiado lento y previsible en los primeros cuarenta y cinco minutos. Costaba Dios y ayuda darle velocidad al balón. No había noticias de la chispa vista contra el Rapid de Viena. Aún así bastó para ser superiores a los de José Ramón Saldoval. Su Granada se empeñó en perder balones sistemáticamente. Rochina no estaba fino y el equipo no era capaz de encadenar tres pases consecutivos. Un drama. Solo Succes creaba peligro por la banda izquierda ganándole claramente el duelo directo a Siquiera. La banda izquierda del Valencia esta vez no funcionó. El brasileño se vio desbordado en defensa y no aportó en ataque. Tampoco Cheryshev estaba fino. El peligro llegó por la derecha con la sociedad Cancelo-Feghouli. El Granada lo ponía tan fácil que parecía increíble que el Valencia no supiera aprovecharlo. Si no lo hizo fue por Andrés Fernández. El portero se erigió en el verdadero salvador del equipo con dos manos imposibles. La primera, después de una falta ensayada por Parejo y Paco. La segunda y todavía más clara, después de un cabezazo de André Gomes a bocajarro. Parecía cuestión de tiempo.

Sandoval movió el banquillo en el descanso con la entrada de Edgar. Sin embargo, el cambio no varió el rumbo del partido. Todo seguía igual. Al Valencia, sin grandes alardes de juego, le bastaba para llegar a la portería del rival. El Granada no daba para más. En alguna tenía que llegar el gol. Y así fue. Corría el minuto 55. André inició la jugada por dentro, buscó a Paco y lo encontró. El capitán dejó el balón en bandeja a Parejo. De espaldas y, como mejor sabe, de primeras. Dani llegó desde la segunda línea, en su mejor versión, y marcó el gol que tanto se había resistido en la primera parte. Al final tenía que llegar. Lo malo es que el Valencia, lejos de crecer en el partido con la confianza del gol, retrasó las filas y empezó a hacerse pequeño. Ese no era el camino. Fue entonces cuando las ocasiones cambiaron de bando. El Valencia hacía aguas por la izquierda. El agujero era descomunal. Desde allí llegaron hasta cuatro centros que no acabaron en gol del Granada de milagro. Perdonó Barral al larguero tras un envío de Succes y falló clamorosamente El Arabi con asistencia de Lopes y del propio Succes. Tampoco estuvo fino en el pase Edgar con todo a favor para asistir a Foulquier. Daba miedo. Los de Gary se estaban equivocando. Renunciaron a la pelota y, lo peor, defendieron mal. La forma de gestionar el gol era casi un suicidio. Una invitación al Granada a entrar al partido. En medio de la nada y del susto generalizado del equipo llegó el gol de Santi Mina después de un mano a mano de Paco. Por fin se podía respirar. ¡O no! Porque Edgar marcó al final para ajustar un resultado que el Valencia puso demasiado en riesgo durante muchos minutos. Lo mejor, el 1-2. El equipo respira. Lo necesitaba. Esto es oxígeno en vena.

- Ficha técnica:

1 - Granada: Andrés Fernández; Miguel Lopes, Lombán, Ricardo Costa, Foulquier; Rubén Pérez (Isaac Cuenca, m.68), Fran Rico, Rochina; Peñaranda (Edgar, m.46), Success, Barral (El Arabi, m.61).

2 - Valencia: Diego Alves; Cancelo, Santos, Mustafi, Siqueira (Barragán, m.84); Parejo, André Gomes, Enzo Pérez; Cheryshev (Piatti, m.68), Feghouli (Santi Mina, m.78) y Alcácer.

Árbitro: Vicandi Garrido (Vasco). Mostró cartulina amarilla a los locales Rubén Pérez y Success, y a los visitantes Parejo, Cancelo y Diego Alves.

Goles: 0-1, M.55: Parejo. 0-2, M.90: Santi Mina. 1-2, M.92: Edgar.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima quinta jornada de la Liga BBVA, disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes ante 18.000 espectadores. Antes del comienzo se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento el sábado de Nando Yosu, exentrenador del Granada, entre otros equipos.