Hace unos días el entrenador del Valencia jugaba al gato y el ratón y escondía a la prensa su gran arma secreta. Neville quería sorprender al Espanyol en un partido en que se jugaba mucho y para el que todo estaba orquestado. La afición se había volcado con un lema que corrió de boca en boca de cada aficionados, y ese sábado todo el mundo estaba dispuesto a hacer formar parte de una historia que aún sigue viva bajo el título de «El Valencia siempre se levanta».

Sabedor de lo diferente del partido y lo complicada de la situación puesto que su equipo regresaba a Mestalla después de hacer el ridículo en el Camp Nou al perder 7-0 en la ida de las semifinales de Copa y después de jugar rematadamente mal en Sevilla ante el Betis y perder merecidamente 1-0 —la vuelta de semifinales ante el Barça no contaba para nada y para nadie—, Neville dio algunas pistas en sala de prensa: «Vamos a tener jugadores experimentados que entienden la intensidad de Mestalla, la han vivido antes». No podía ser otro, el técnico estaba hablando de Diego Alves. Y así fue, el brasileño volvió al equipo y el Valencia volvió a ganar después de doce partidos de Liga sin conocer la victoria. ¡Mano de santo! Alves descansó el jueves pasado ante el Rapid de Viena pero volvió a ser titular en la Liga. Y volvió a ganar el Valencia. Esta vez fuera de casa, cosa que no hacía desde aquel sábado extraño de principios de noviembre en que goleó al Celta en Balaídos ante la sorpresa del propio Nuno Espirito Santo.

Pero para Diego Alves no hay secretos, ni pócimas que te aseguren ganar un partido de fútbol. Solo trabajo. De hecho sus palabras son una especie de pequeño manual de lo que es el fútbol profesional y de cómo se tiene que comportar un futbolista: «Lo que se habla en el vestuario se queda dentro del vestuario. Los jugadores sabíamos de la dificultad de la temporada, de la situación en que nos encontrábamos y son estos mismos jugadores que estaban antes los que han sabido entender que en el fútbol de hoy hay que pelear y luchar todo los partidos, y a partir de ese momento hemos sabido cambiar el chip y hemos conseguido la victoria contra el Espanyol que vino muy bien anímicamente al grupo. Luego llegó la victoria ante el Rapid de Viena y ahora la del Granada. El cambio es importante, saber que los partidos no se ganan solamente con el escudo y sí corriendo, luchando y peleando. Eso es lo más importante. Entonces a partir de ese momento las cosas empiezan a salir bien». Se puede decir más alto pero no más claro. Pelear y correr.

Y una vez el equipo ha encontrado el punto intermedio entre pelear y jugar a fútbol, lo siguiente es aprovechar el cambio en el estado de ánimo colectivo que han supuesto las victorias, algo que también destacó Gary Neville después de ganar en Granada: «Lo importante era conseguir las victorias porque hubo partidos que pudimos ganar pero perdimos porque estábamos en una dinámica un poco negativa. Espero que esto sirva anímicamente al equipo para que pueda seguir y pueda empezar a ver un poco más la luz ahí porque seguramente los aficionados tampoco están disfrutando mucho esta temporada».

De su regreso al equipo y el mucho tiempo que ha estado apartado de los terrenos de juego, concretamente desde que se lesionó el 23 de mayo del año pasado, asegura el brasileño: «Bueno, yo me encuentro bien, estuve mucho tiempo trabajando, estuve mucho tiempo fuera del campo. He trabajado mucho durante los 8 meses, físicamente con el tema de la lesión intenté ganar musculatura, entonces ha sido un proceso muy largo pero he conseguido volver muy bien físicamente y también anímicamente».

Y eso no es todo, además, dice que de la lesión ha vuelto «más fuerte porque he crecido mucho mentalmente, emocionalmente. Hay dos caminos a seguir, yo en el camino que he seguido he visto que en nuestra profesión tenemos que valorar cada día porque cuando hay lesión así te das cuenta de que necesitas ayuda para ir al baño o tener que usar una silla de ruedas para ir a un centro comercial, cosas distintas a lo que estamos acostumbrados y yo con eso he crecido porque he aprendido con la lesión». Sin duda, Diego ha vuelto.