Desde la campaña 2007/08, en la que Ronald Koeman sustituyó a Quique Sánchez Flores en el banquillo, los números del Valencia en su estadio no eran tan pobres como lo son ahora. Con dos derrotas en casa durante la fase de grupos, el equipo enterró cualquier opción de avanzar en la Champions. Una competición imprescindible bajo prismas deportivos y económicos a la que ya es imposible regresar vía Liga después de haber malogrado 20 de los 39 puntos disputados como locales.

Como en una relación fuertemente pasional, en la que conviven por momentos el amor y el odio, si la psicosis que vive en Mestalla un equipo sin liderazgos claros se ha convertido en un problema, el feudo de la Avenida de Suecia se presenta como el único escenario en el que poder solucionar dignamente la temporada en los capítulos finales.

La remontada frente al Espanyol, en un día de perfecta comunión entre los futbolistas y la grada, es el espejo al que miran todos dentro del vestuario del Valencia. En el otro extremo se halla lo que Gary Neville ha pedido expresamente a los jugadores que borren de sus cabezas, los últimos 20 en los que el Athletic goleó el pasado domingo a los blanquinegros (0-3). Para enderezar el rumbo, dar continuidad al revitalizante triunfo de La Rosaleda y mantener viva la llama de la esperanza en la Liga Europa, el Valencia necesita remontar el vuelo en casa. Frente a rivales poderosos y ante otros que hasta ahora han demostrado una fiabilidad mayor los de Neville requieren del auxilio de su afición. No existe un camino más firme por el que llegar el jueves a San Mamés que darse un baño de confianza frente al Atlético, el mejor de la Liga a domicilio.

La Champions voló en casa

En el subconsciente valencianista el 7-0 sufrido en Barcelona en la ida de las semifinales de Copa ha quedado como la derrota más dañina de la temporada. Sin embargo, el conjunto que entrenan los hermanos Neville y Pako Ayestarán se ha ido alejando paulatinamente de los objetivos a causa de su pobre rendimiento en Mestalla. Si se compara la temporada actual con la anterior, a estas alturas el Valencia ya suma 15 puntos menos en su propio feudo. Una renta con la que, incluso, podría haber peleado por hacerse un hueco entre los cuatro primeros de la Liga. Algo impensable cuando de Mestalla ha volado el 51% de los puntos en liza. Hace un año el grupo entrenado por Nuno sólo había cedido un empate y una derrota como local tras 27 jornadas de Liga. Fueron el 0-0 frente al Athletic en la jornada 11 y el 0-1 sufrido ante el Barça tras un gol de Busquets en el minuto 94 a finales de noviembre en un encuentro de poder a poder en el que Mestalla premió el esfuerzo de los suyos.

En una hipotética clasificación liguera que atendiera sólo a los partidos de los equipos en su condición de local, el Valencia estaría en duodécima posición con 19 puntos, cinco más que el décimo-octavo, el Granada. En cambio, conforme a los partidos jugados como visitante, pese a sus siete derrotas, los blanquinegros caminarían novenos, con 15 puntos en el casillero y mucho más cerca de Europa que en la clasificación rea. A tres del Villarreal (18), que sería sexto, y a cinco del Celta, cuarto en la tabla gracias a sus 20 puntos conseguidos lejos del estadio de Balaídos.

Penalizados por los empates

El escaso número de victorias en Mestalla a lo largo de la Liga es lo que ha castigado al equipo enviándolo a una zona de nadie. Sólo cuatro triunfos: Granada (1-0), Málaga (3-0), Levante (3-0) y Espanyol (2-1). Los tres primeros a las órdenes de Nuno y el cuarto bajo el mando de Neville, superando una pésima racha liguera sin ganar que se prolongó durante 12 jornadas. Los empates en casa -Deportivo, Betis, Las Palmas, Barça, Getafe, Madrid y Rayo- han hecho perder al Valencia hasta 14 puntos, más doble que han significado las dos únicas derrotas, frente al Sporting de Gijón y el Athletic.

El bagaje del Valencia como local por estas fechas es el más triste desde la época de Koeman.

El holandés sustituyó a Quique Sánchez Flores y se hizo cargo del equipo en la jornada 12. Ese día su equipo venció 3-0 al Murcia. Sin embargo, el 5-1 recibido en San Mamés el 20 de abril en la jornada 33, dos días después de levantar el título de Copa, deparó un último cambio en el banquillo. Ronaldo Koeman fue cesado y Voro se encargó de la salvación. Desde aquella temporada 2007/08 los valencianistas no acumulaban tan pocas victorias ligueras en Mestalla como a día de hoy.

Factor clave en Liga Europa

Para el Valencia es fundamental recuperar la simbiosis con su gente en Mestalla. Primero para plantar cara al competitivo Atlético de Madrid:

Y más tarde, para poder ir convirtiendo en realidad el sueño del título europeo que devuelva al equipo a la Champions. El 17 de marzo, en Fallas, el Athletic visita de vuelta en octavos de final un fuerte que en 2014 empujó a los suyos a la remontada frente al Basilea en cuartos y estuvo a sólo unos segundos de hacerlo en la semifinal con el Sevilla de la Liga Europa.