«Con esta gente no vale la pena presentar recursos. Hemos hablado con los delegados de la UEFA y nos dijeron que el año que viene serဠpero nos la volverán a hacer». Las palabras de Jaume Ortí en abril de 2003, posteriores a la injusta eliminación de la Champions a manos del Inter y del colegiado danés Milton Nielsen, dieron completamente en el clavo. Desde que los de Mestalla se estrenó a principios de los 60 en las competiciones europeas hasta la actualidad los agravios arbitrales en su contra se han sucedido de forma cíclica. Los últimos, los padecidos en la Liga Europa en 2010, 2014 y el jueves pasado en beneficio de Atlético, Sevilla y Athletic, respectivamente.

Cuando hace dos días la afición valencianista comprobó como ninguno de los cinco asistentes del italiano Daniele Orsato le alertó de como Susaeta se ayudó ilegalmente del brazo para controlar un balón que segundos después acabó en el gol fatal de Aduriz, el inconsciente de muchos seguidores retrocedió dos años en el tiempo. A abril de 2014. Otro error de bulto de un árbitro UEFA -el esloveno Damir Skomina- en el Sánchez Pizjuán resultó decisivo para que el Valencia dirigido por Juan Antonio Pizzi se quedase en la vuelta a orillas de la final de Turín. El camerunés M´Bia abrió la lata de la eliminatoria en clamoroso fuera de juego. Carriço también estaba en posición ilegal cuando Rakitic sacó una falta lateral. Doble fuera de juego. Hasta Unai Emery, técnico sevillista, dijo que fue «una acción bastante clara» y «normal» que el Valencia se quejara. El esloveno la lió todavía más con una amarilla a Alcácer por un encontronazo con Beto en el que el portero dejó la pierna para agredir al delantero.

Como hizo Ortí once años antes, el máximo dirigente valencianista -en esta ocasión, Amadeo Salvo- levantó la voz. «Con decisiones así se desprestigia el fútbol. No entiendo como la UEFA puede elegir a un colegiado de Eslovenia, donde no hay partidos de este nivel, en toda una semifinal europea» comentó en Sevilla entre el «enfado» y la «indignación». El equipo rozó la remontada a la siguiente semana en Mestalla, pero de nuevo M´Bia amargó la noche haciendo el único gol sevillista en tiempo de descuento (3-1). Un final cruel.

Cuatro años antes el Valencia volvió a ser la víctima europea en otro cruce entre equipos españoles. En los cuartos de final del primer curso de la renacida UEFA, la Liga Europa, blanquinegros y rojiblancos empataron a dos en el choque de ida en Valencia. En el Vicente Calderón el alemán Florian Meyer no señaló un penalti de Juanito al gigante Zigic tan evidente como la prueba de la camiseta rota del serbio. El 0-1 hubiese servido para pasar a las semifinales.

Sin queja de los dirigentes

«Cuando lo vea por la tele se le va a caer la cara de vergüenza», dijo Unai Emery. Aquella noche los jugadores y el técnico se quedaron solos en la protesta. Lo mismo que les pasó el jueves a Gary Neville, Mina o Gayà. Sin embargo, al día siguiente Manuel Llorente sí se quejó en un comunicado. «Esperamos que el perjuicio sufrido y reconocido de forma unánime sirva para concienciar a las autoridades de su responsabilidad de acompañar el crecimiento de la competición con un aumento del nivel de los jueces», escribía el entonces presidente. Esta vez ni Layhoon, presidenta, ni ningún otro cargo directivo en el club ha mostrado públicamente el malestar con la UEFA por la decisión con la que Orsato alejó al VCF del sorteo de Nyon. Cabe recordar que llovía sobre mojado. En febrero el Juvenil fue apeado de la Youth League tras un escandaloso ´atraco´. En la tanda de penaltis Alberto Gil vio como se le anuló un gol que entró, simplemente, porque salió rebotado del hierro interior de la meta.

La historia de ´robos´ europeos contra el Valencia es larga. La memoria valencianista no olvida fácilmente nombres como los de Meyer, Skomina, Nielsen, Colombo€ o el luso Fernandes de Campos. Este último fue un obstáculo insalvable en la final de la Copa de Ferias de 1964 que ganó el Zaragoza le ganó al Valencia en el Camp Nou.