Los números dicen que Hugo Mallo, Cabral y Orellana son los tres mejores futbolistas del Valencia-Celta. El atacante chileno justificó el seguimiento al que le está sometiendo la secretaría técnica que comanda Suso García Pitarch. El mismo mérito puede aplicarse a Cabral, elemento fundamental en la resistencia viguesa. Orellana dejó constancia de su calidad más allá de los números. El Celta creció cuando en torno a la figura del chileno, cuyos momentos de inspiración siempre generaron problemas y buenas soluciones para el equipo de Berizzo. Fabián trabajó como enlace, por delante del ´Chelo´ Díaz y el danés Daniel Wass. En la banda funciona como un extremo desequilibrante, pero como centrocampista dejó claro que es capaz de aportar calidad en el último pase, generar ventajas y fallar muy poco en la toma de decisiones.

Con contrato hasta 2019 y una cláusula de 15 millones de euros, Orellana emerge como uno de los valores más seguros de La Liga, sin embargo, los 30 años que reflejan su carnet de identidad restan purpurina a la operación. Todo lo demás, encaja. Además, al Valencia le hacen falta futbolistas bien hechos, ya maduros. Fabián aparece destacado en remates, situaciones de gol generadas, pases y kilómetros recorridos. El chileno barrió todo el frente del ataque, hizo mucho daño entre líneas.

Una genialidad en el gol

Cuando el partido se rompió en la recta final, Orellana fue protagonista total. Estrelló un balón en el palo, aunque tenía el gol hecho y lanzó magistralmente un par de contraataques. Llegó entero y se sintió. El detallazo del partido fue cosa suya. Orellana trazó un desmarque perfecto a la espalda de la defensa, Nolito lo lanzó en largo y el chileno dejó una asistencia perfecta con el tacón para dejar a Guidetti mano a mano con Ryan. Lujo, maniobra genial y golazo. Así se las gasta el chileno. Los mejores momentos del Celta coincidieron con tramos de mucha participación de Orellana. Por banda hace mucho daño, pero por dentro también marca la diferencia.