Pako Ayestaran es consciente de lo que se va a encontrar y por donde tiene que empezar. El Valencia CF se pone en sus manos por conocimientos, experiencia, capacidad de trabajo y determinación en el día a día. El futbolista, el equipo y el entrenamiento son la prioridad. El grupo está espachurrado en muchos aspectos y hay que regenerar sinergías. La intención es transmitir ilusión, adaptar el estilo de juego a la realidad y al momento de los jugadores para ser competitivos de inmediato. Desde el martes se están buscando soluciones para producir una mejora a corto plazo. «Debemos coger un camino y tiene que ser claro», aseguró el técnico beasaindarra en su presentación. Pako tiene claro que el Valencia necesita estabilidad, que no tiene tiempo para diseños complejos y que urge reforzar el estado de ánimo del grupo frente a las dudas. El fútbol es cuestión de confianza, de mentalidad y por ahí va a empezar.

Tras un mes y medio como asistente de Neville, Ayestaran marcó el cambio, insistió en las diferencias y rompió el cordón con el inglés; su papel y su responsabilidad son ahora muy diferentes: «No es lo mismo venir a ayudar o a reforzar una doctrina ya instaurada que poder tener influencia desde la primera hasta la última decisión. Tengo la ocasión de plasmar mis propias ideas». El Valencia es especial. Para Pako se trata de la oportunidad para la que se ha estado preparando durante toda su carrera. Después de distintas etapas de trabajo en la Ciudad Deportiva de Paterna con entrenadores como Rafa Benítez o Unai Emery, ha llegado su momento: conoce la casa, sabe como siente Mestalla, tiene pasión e interés.

Hace tres temporadas emprendió un camino de éxito como responsable principal de sus propios proyectos y había tomado la decisión firme de ser únicamente primer entrenador, pero apostó por sumarse al grupo de trabajo de Gary Neville por cariño y compromiso con el Valencia CF en un momento de máxima emergencia. En febrero llegó para fortalecer los procesos de trabajo, para liquidar los problemas a la hora de clavar los mensajes y hacer fluir la comunicación. Ahora, el escenario es muy diferente, más complicado todavía.

Soluciones a corto plazo

Ayestaran tiene personalidad, ambición y sello propio. El discurso del entrenador fue cristalino en lo que a fútbol se refiere. Uno, solidez: «El equipo necesita seguridad, hay que ser conscientes de que no podemos permitirnos errores, en campo propio hay que ser muy cuidadosos». Dos, margen de maniobra: «En pretemporada tienes tiempo para generar automatismos y confianza, ahora existen dudas y no hay tiempo para trabajar». Y tres, soluciones sencillas y prácticas: «La idea es muy simple y vamos a trabajarla hasta la extenuación».

El futbolista como prioridad

Ayestaran llega para insistir sobre los detalles, la prioridad es que el futbolista se sienta seguro, que tenga confianza para acercarse a su mejor versión, que se libere y que compita sin miedo al error y que el grupo sienta que hay estabilidad de criterio. El míster tiene claro que la plantilla tiene calidad pero no hay rendimiento. La estructura deficiente y los problemas colectivos han mermado la calidad individual de los protagonistas y viceversa. Por eso una mayoría ha bajado su nivel respecto a la temporada pasada.

Filosofía de juego clara

Su estilo es proactivo y reclama acción, máxima intensidad. En Maccabi Tel Aviv lo dejó claro: líneas muy juntas, defensa adelantada, iniciativa a través de la posesión, ritmo alto, combinación y verticalidad. En su primera sesión como máximo responsable del Valencia el dibujo no fue diferente. El equilibrio pasa por la organización, atacar y defender bien forma parte de un todo, juego en campo contrario y recuperación inmediata tras pérdida, con las precauciones lógicas que advierte el momento del Valencia CF.

Los problemas se ha hecho evidentes durante los últimos partidos. Salvo fogonazos puntuales o el tono notable ofrecido ante el Rapid VienaRapid Viena, el Valencia se ha perdido en errores de estrategia y táctica, le ha faltado autoestima y fuerza para encajar golpes. Incluso cuando ha querido, tampoco ha podido. Casi nada ha funcionado, el último partido ante el Celta o el encuentro de vuelta ante el Athletic en Europa League son el mejor ejemplo. Ayestaran tiene un reto potente.

Más allá del cargo, ‘nació’ como primer entrenador

La etiqueta de preparador físico hace tiempo que se quedó corta. El nombre de Francisco Ayestaran (Beasain, 5 de febrero de 1963) está en la historia como preparador físico del Valencia que ganó La Liga y el ‘Doblete’ con Rafa Benítez, pero la trascendencia de su figura siempre ha estado por encima de la posición. Primero, fue entrenador.

Como futbolista, Ayestaran tuvo su trayectoria en el fútbol base de la Real Sociedad. Licenciado en Educación Física y máster en Alto Rendimiento, su primer proyecto como técnico fue el Beasain y más tarde el Tolosa, en Tercera. Luego llegó su relación con Rafa Benítez y pasó a un segundo plano. Profesor de Javier Zubillaga en la Escuela de Entrenadores, cuando éste llegó a ser director deportivo de Osasuna, le recomendó a Rafa, conectaron y ahí comenzó todo: Extremadura, Tenerife, Valencia y Liverpool. Después trabajó con Quique en Benfica y Al Ahli de Dubai; por medio, volvió al Valencia de Emery y en 2013 se lanzó en solitario, por fin. México o Israel son otro nivel, pero la temporada pasada conquistó Liga, Copa y Copa de la Liga con el Maccabi Tel Aviv en Israel. Hizo historia con un ‘Triplete’ sin precedentes.

Director deportivo...10 días

Hombre de fútbol total, en 2008 fue director deportivo de la Real Sociedad... por 10 días. Ayestaran empezó a trabajar en las instalaciones deportivas de Zubieta, firmó con plenos poderes y a las primeras de cambio le desautorizaron. No aguantó el engaño del presidente Iñaki Badiola