En un contexto de máxima igualdad, donde los pequeños detalles marcan grandes diferencias, y con un Valencia debilitado hasta el punto de derrumbarse con la primera mala noticia, el ojo de halcón de los árbitros está disminuyendo sus méritos. Como sucedió ante el Celta, el árbitro restó e influenció el desarrollo de forma determinante. No hay excusas. En la segunda parte, el equipo de Quique Setién arrolló al Valencia en todos y cada uno de los apartados que marcan el tono competitivo de un equipo, pero el color del partido pudo ser otro si el linier al que le tocó vigilar el ataque del Valencia no hubiera cortado a Paco Alcácer „dos veces„ cuando se disponía a encarar a Javi Varas marcando fuera de juego cuando no existió.

"Ya son bastantes errores, de hecho el último partido contra el Celta ya me anularon el gol en fuera de juego que no era. Juego al límite, siempre se pueden equivocar contra nosotros pero sabemos que el equipo no está dando el nivel que tiene que dar", analizó Alcácer. El delantero no quiso escudarse en la falta de vista del trío arbitral, pero la realidad fue clara. Con 0-1 en el marcador y consecutivamente (minuto 20 y minuto 24), Pérez Montero frenó a Paco antes de encarar a Javi Varas. Después hubiera tenido que resolver ante el portero andaluz, pero en el mejor momento del equipo de Ayestaran, cuando Las Palmas estaba atascado, el Valencia pudo marcar la diferencia y no le dejaron. Un marcador con 0-2 nada hubiera tenido que ver.

Ante el Celta sucedió lo mismo. Con empate a cero y en la primera parte, un pase vertical de Rodrigo dejó a Paco Alcácer mano a mano con Sergio Álvarez. La acción terminó en gol, pero se señaló fuera de juego... que no era. Antes de la jugada de Nolito, Orellana y Guidetti, antes de que Tana, Mesa, Momo y Jonathan Viera desatasen el vendaval canarión los árbitros se equivocaron en contra del Valencia. Las últimas jornadas prometen sufrimiento. El calendario es realmente exigente; los partidos ante Eibar, Getafe y Real Sociedad asoman como esenciales. Ante el Sevilla, en Mestalla, empieza la lucha.