Por muy mal que le vayan las cosas al Valencia, la fidelidad de sus aficionados no se cuestiona. Al equipo se le apoya y se le acompaña pase lo que pase, y con los medios que sean. Es el caso de Cristóbal, un seguidor valencianista, procedente de Picassent, que acudió a Barcelona con una "scooter" de 49 centímetros cúbicos. Todo un largo viaje que transcurrió por la carretera nacional "y algunos caminos de huerta, porque en algunos tramos la nacional parece casi una autopista", relataba a Superdeporte.

"Salí el sábado a las 9:30 de la mañana y tardé unas ocho horas en llegar, a 60 y 65 kilómetros por hora, 70 como mucho, más ya no tira", aseguraba el hincha, alojado en un hotel de Martorell, en la periferia de la ciudad. "Ya lo conozco y me lo puedo permitir". Cristóbal dispone de motocicletas de mayor cilindrada pero esta vez escogió su "scootereta" para poder disfrutar del camino y atravesar las poblaciones del litoral de Castellón, Tarragona y Barcelona. "Habré realizado unas cuatro o cinco paradas técnicas, de apenas cinco minutos cada una, cuando tenía hambre o necesitaba repostar".

No es la primera vez que Cristóbal, al inicio reacio a que fuera publicada su historia, hace un viaje de estas características. "Ya van unos seis viajes que hago así a Barcelona", afirmaba sobre moto, a la que cuida y mima como si de un hijo se tratara.

Entre todas sus aventuras, Cristóbal tiene anotadas varias anécdotas en su cuaderno de viaje: "En la última visita al Espanyol, empecé a notar que la bomba del agua me fallaba. Justo me aguantó hasta que se rompió al llegar a Barcelona. Tuve que retardar unas horas la salida hasta que me la arregló el seguro. Me pude hacer una foto con Layhoon". En otras ocasiones ha acompañado al Málaga: "Tengo amigos en el club y a veces me han dado entradas cuando han jugado en Barcelona a cambio de unas cajas de naranja".

A pesar del esfuerzo en el viaje, Cristóbal, que no pertenece a ninguna peña, no las tuvo todas para poder ver el encuentro en directo, en el mismo estadio. Llegó tarde a comprar entradas y el domingo a mediodía pedía localidades a los empleados del club, que a pesar de valorar la tremenda generosidad por los colores blanquinegros no podían satisfacer sus deseos al tener ya cubiertas todas las invitaciones: "Continuaré intentándolo ¿A vosotros en la prensa no os sobrará ninguna, verdad?". En caso contrario, Cristóbal ya asumía cuál iba a ser su plan: "Lo veré en algún bar cercano al hotel y me acostaré temprano". Al final,lo consiguió y pudo entrar en el Nou Camp para ver el triunfo de su Valencia CF.

Este lunes, a las 6:45 horas de la mañana, antes de que salga el alba, estará de nuevo en la carretera, "amunt i avall en ella", para volver a casa y llegar a tiempo al trabajo.