Nuno Espírito Santo -con perdón- sorprendió hace unos días con unas reflexiones sobre el Valencia CF que rayan el ridículo, aunque la verdad es que nos pilló en otras cosas y pasaron un tanto desapercibidas. Decía que ahora es cuando se está viendo la calidad de la plantilla, aprovechando que con Pako Ayestaran el equipo le había ganado al Sevilla y al Barça en el Camp Nou, lo que no hace más que alimentar la fama de trepador que se ganó a pulso el portugués entre el valencianismo. Lástima que no se viera esa calidad cuando el Gent, una potencia mundial, dejó fuera al Valencia de la Champions. Ahora que la gente, con mucho esfuerzo y gracias también a que Neville casi lo hizo bueno, había conseguido medio olvidarse de él, viene a sacar pecho por un proyecto que él contribuyó de manera decisiva a diseñar y que ha fracasado en todos los frentes. Por eso esta noche, en el partido de rivalidad con el Villarreal, no se juega más que el honor de compensar a la gente todos aquellos disgustos y decepciones.

Todo lo duro que fue para intentar eliminar a los que vimos en sus ansias de poder un peligro para este proyecto lo podía haber sido con Otamendi, para explicarle las cosas claras en lugar de trasladar el problema a otros. Está por ver lo que pasará con André Gomes, pero si el Valencia se ve obligado a venderlo será también por esta nefasta temporada que ha acabado con el equipo fuera de Europa y gracias. Gracias otra vez.

Igual esta batalla, la de Mestalla, hasta la pierde el submarino, al final puede resultar inevitable que el periscopio apunte hacia Liverpool, pero la guerra se la llevan ellos por goleada si se acaban llevando esa cuarta plaza que hace un año conquistaba el Valencia en Almería. El Villarreal, con la Champions y la televisión, van a dar el salto completo, el proyecto Lim solo se va a quedar a medias.

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