Una plantilla mal configurada, equivocada en su estructura y deshecha por los malos resultados. Un equipo sin identidad, sin una idea que defender, sin juego y carente de valores, como consecuencia de un club sin modelo, sin proyecto, descabezado y débil en sus principios. Un grupo de futbolistas sin capacidad de reacción, con el orgullo estropeado y la confianza por los suelos debido al ambiente frágil e inestable que ha generado la institución. Estrés, falta de motivación, fatiga€ Cuatro entrenadores -Nuno, Voro, Gary Neville y Pako Ayestaran-, con cuatro sensibilidades distintas y cuatro formas de actuar diferentes, desbordados por la escena y por los errores producidos en cadena desde hace once meses. Nuno, precisamente, está en la raiz de los problemas: por su ego, por su afán de gobierno, por el diseño y por la planificación. Luego, cada uno de los actores tiene su cuota responsabilidad, pero en la cúspide de la pirámide se encuentra la figura de Peter Lim. El domingo, en la derrota contra el Villarreal, pudo apreciar las consecuencias de sus decisiones.

La fotografía final de la temporada castiga a un alto porcentaje de la plantilla. Hay un buen número de semáforos en rojo como reflejo de una nota individual por debajo del aprobado y como señal de la frustración generada partido tras partido. Sin juego, sin líderes maduros capaces de integrar a los nuevos, sin el músculo competitivo necesario para resistir en La Liga, Champions y Copa, sin una referencia sólida en el banquillo y sin cargo -director deportivo o regente- con la fuerza para amortiguar los golpes. Así, el equipo ha estado toda la temporada por debajo del rendimiento mínimo que exige la camiseta del Valencia CF. El análisis -subjetivo- de Superdeporte valora en cada caso, las expectativas, el rol y los números. En verde: los tres porteros (Ryan, Jaume Domènech y Diego Alves), João Cancelo, Gayà, Cheryshev, Paco Alcácer y Santi Mina. Entre los suspendidos: prácticamente todos los demás, salvo alguna excepción con la luz del semáforo en ambar como Fuego, Parejo, Enzo Pérez, Alvaro Negredo o Bakkali. La realidad es que la falta de alimento colectivo ha mermado el rendimiento individual de todos. Únicamente Cancelo ha estado por encima de las prestaciones ofrecidas durante el curso 2014/15. Los problemas físicos han castigado también a prácticamente toda la plantilla. La falta de continuidad ha sido un problema claro. A todos los niveles.

La temporada del regreso a la Champions y del salto se ha convertido en una pesadilla. Los fichajes estaban demasiado verdes o faltos de calidad para aumentar la competencia interna, esencial para elevar el nivel del grupo y competir en todos los frentes. Los únicos refuerzos que han sumado han sido Santi Mina y Cheryshev. El Valencia no pasó el corte en uno de los grupos de Champions más sencillos (Zenit, Gante, Lyon), fue arrollado por el Barça en Copa y no pudo con el Athletic en Europa League. La Liga ha sido un drama.