Técnicamente privilegiado, Pablo Sarabia llevaba un par de temporadas estancado en las dudas. Virguero pero intermitente, como tantos mediapuntas de su condición, el escrutinio de la productividad y la necesidad de contabilizar puntos cada jornada estaba mermando su crédito como futbolista hecho para grandes desafíos. Los últimos meses, sin embargo, han servido para consolidar sus virtudes y batir muchas de las incógnitas. Hoy, Sarabia es uno de los centrocampistas de ataque más interesantes del fútbol español. El proceso de cambio definitivo comenzó el año pasado. Ya en septiembre se pudo sentir el salto, en su fuerza caracterial y en su carrocería muscular, que explican buena parte de su rendimiento actual. Siete goles y cinco asistencias directas acumula hasta el momento. El estallido del zurdo es cuantitativo y también cualitativo: en un equipo huérfano de referencias sólidas y futbolistas capaces de marcar la diferencia con una acción individual, Sarabia ha multiplicado sus intervenciones en todos los apartados „construcción, ataque, defensa„ y ha asumido la responsabilidad de rescatar al Getafe confirmando su capacidad de liderazgo.

El futbolista delicado e inconstante ha quedado atrás. Algo debió vislumbrar el Villarreal cuando ya trabajó para incorporarlo el verano pasado. Después, la confianza de Fran Escribá ha jugado un papel fundamental. Ahora también se habla del Sevilla „que pierde a Banega„ o del Watford de Quique Sánchez Flores, que conoce al futbolista de su última estancia en el Coliseum. Terminaba contrato en junio, pero en febrero con renovó tres años más por compromiso y con la palabra de Ángel Torres de facilitar su marcha. Como ha informado SUPER, el mediapunta puede salir por medio millón de euros.

Oasis de calidad en el desierto

Sarabia ha tenido una aportación decisiva en una docena de partidos. En un contexto realmente hóstil no sólo ha mantenido el nivel sino que ha multiplicado sus prestaciones. Fundamental ante Eibar, Real o Valencia „donde estuvo notable„ en las últimas jornadas, si el Getafe todavía guarda alguna esperanza de salvación es gracias a él. Pablo es regularidad y despliegue. Sólo Mehdi Lacen supera sus parámetros físicos, según los puntos estadísticos de La Liga Stats. En muchos partidos termina como el jugador con más kilómetros recorridos de su equipo; en remates y asistencias es el líder. A unos pocos días de cumplir 24 años, el mediapunta exhibe su tardía explosión con orgullo.

[Villarreal y Watford entran en la puja por Sarabia]

Figura en el Mundial Sub17 de 2009, campeón de Europa Sub19 en 2011 y de nuevo campeón continental Sub21 en 2013, ha sido uno de los últimos elementos de la generación del 92 en explotar; Koke, Isco, Morata o Carvajal, por ejemplo, rompieron antes. Figura total en la cantera del Madrid, con 19 años dejó la casa blanca con el propósito de hacerse futbolista. El proyecto ha tomado forma cinco años después. En el Madrid, llegó a debutar de la mano de Mourinho, en Champions (diciembre de 2010), sustituyendo a Cristiano ante el Auxerre en el Bernabéu. Pero con Di María, Özil o Kaká como competidores directos, prefierió salir.

El seguimiento de García Pitarh tiene su fundamento. Sarabia podría enriquecer la media punta y ser complemento o alternativa para Cheryshev y recambio para Feghouli. El interés por Alen Halilovic no lo mata, al contrario, marca una línea de actuación: el talento.

Pablo ha potenciado piernas y espalda. Ahora se gira con más fuerza y guarda la misma capacidad asociativa. Desde el centro, participa y aporta último pase, aunque también puede romper por cualquiera de las dos bandas, donde tiene velocidad y regate para desbordar. Juega fácil y conduce los ataques rápidos porque también descifra el vértigo. Además, tiene buena zurda para las acciones a balón parado, como confirmó en Mestalla marcando de libre directo. ¿Por qué Sarabia? Por la relación calidad-precio, por el momento, por versatilidad y por calidad… aunque Mestalla no es el Coliseum.