En el momento en el que Piatti se echó la mano al muslo entre gestos de dolor, Ayestaran se volvió sobre sí mismo y entre los hombres que tenía esperando en el banquillo eligió a Sito. El canterano, lejos de acobardarse, aceptó el desafío con una energía propia del que lleva toda la vida soñando con que algún día llegue ese momento. No le temblaron las piernas. Al contrario. En su primera intervención con el balón dejó atrás a un par de rivales con una de sus jugadas más características, la carrera en vertical. Puro vértigo. "Tenía confianza, he pensado me la juego y si me sale ya tendré más confianza y jugaré más cómodo", recordaba a su paso por la zona mixta. Bullía de alegría. El alcoyano lleva haciendo exactamente la misma coreografía toda la vida y todos coinciden. Su explosión recuerda a Vicente Rodríguez. Era su día, tenía ganas de triunfar. Sin embargo, el partido ante la Real no le acompañó, se puso espeso, sin apenas espacios, negando prácticamente cualquier posibilidad para galopar. Eso no favorecía su manera de jugar y se encomendó al hombre con mayor fútbol del Valencia.

"André, vamos a tocarla", le dijo el canterano al centrocampista portugués en medio de la acción. Sito no se conformaba solo con debutar, quería sacar el mayor rédito posible de su carta de presentación. Quería brillar y convencer. Por ello le propuso al ´21´ formar una sociedad de emergencia combinando talento y agilidad para poder agitar el panorama y revitalizar a un Valencia sepultado bajo la mediocridad. No fue posible. Las múltiples pérdidas de balón, la indecisión y la dificultad para generar ocasiones de peligro que tuvo el equipo le impidieron tener continuidad más allá de su primer fogonazo. Sus sensaciones, no obstante, eran inmejorables, tal y como reconoció: «he cumplido mi sueño, al saltar al campo se me han puesto los pelos de punta». Llevaba acumulando expectativas en torno a ese momento desde que aterrizó en Paterna a los once años de edad. Su satisfacción y la de los suyos es todavía mayor después de haber roto la tendencia de lesiones que ha minado su ritmo de participación en las últimas dos temporadas, donde ha jugado solo un puñado de partidos.

El extremo del futuro

El futbolista ha conseguido relanzar su fulgurante progresión este curso y no hay quien lo pare. Destrás de su estreno en Mestalla hay esfuerzo, sacrificio y momentos de decepción. Su padre, nada más acabar el partido, le confesó que se le habían saltado las lágrimas. Y es que de un tiempo a esta parte las lesiones en el bíceps femoral han castigado al atacante, que tiene serias dificultades para determinar el número de percances que ha sufrido en los últimos dos años. "Seis o siete", dice. Ha perdido la cuenta. Y entre tanto, una operación realizada en Barcelona. Rufete, que sentía especial predilección por el futbolista, apostó de forma decidida por él y le pagó una intervención que costaba 10.000 euros para tratar de frenar la racha de lesiones, algo similar a lo que se va a hacer este martes con Denis Cheryshev... Pero en un futbolista en edad juvenil. A día de hoy, los problemas físicos de Sito son un cosa del pasado y el entorno del alcoyano está agradecido a Rufete. Él también es responsable de su estreno en la elite. Mestalla ya lo conoce, es el extremo del futuro.