«Desde que tengo uso de razón recuerdo acudir a Mestalla con mis padres. Aunque esté lejos de mi tierra y de mi gente, nunca puede faltarme algo de mi equipo». Javier Planells Ribera es un auténtico enamorado del Valencia CF. Y su caso es el de muchos valencianistas que sienten al club en el corazón allá donde van y por muchos kilómetros que le separen de la capital del Turia. Javier contactó con SUPER desde Irak para dar a conocer la experiencia que está viviendo desde el pasado mes de mayo en la base de ‘Gran Capitán’ desplegada en Besmayah, una localidad situada al sur-este de Bagdad. Es la historia de un grupo de militares españoles simpatizantes, socios y hasta pequeños accionistas del Valencia que desembarcaron en Irak en el marco de una misión internacional impulsada por Estados Unidos y con el objetivo de combatir el avance del conocido como Estado Islámico.

La llamada operación ‘Inherent Renove’ que integra a más de 60 naciones —entre ellas España— con el objetivo de proteger el territorio nacional, ofrecer ayuda humanitaria a la población y frenar al terrorismo yihadista. Unos 300 militares españoles se encuentran desplegados en el país asiático, repartidos entre las localidades de Bagdad, Taji y la propia Besmayah donde está la brigada valencianista.

En la maleta y en el corazón

Una vez aterrizados en su nuevo destino, y siguiendo la tradición, estos soldados exhibieron músculo valencianista en Irak acompañados con los símbolos del club blanquinegro. Entre sus maletas de viaje no podían faltar las camisetas del Valencia como la primera equipación o la senyera, banderas y bufandas e incluso un murciélago de peluche, en representación de la mascota de la entidad. El propio Valencia CF se hizo eco de la instantánea en su perfil oficial de Twitter junto a la fotografía de sus aficionados.

El fútbol y el mundo militar son los dos pilares que sustentan la vida de Javier Planells. «Desde que tengo uso de razón recuerdo estar con un balón en los pies. Hace cuatro años que soy socio del club y a no ser por una causa mayor, nunca me pierdo un partido de mi equipo. Además, siempre me ha atraído mucho la historia bélica. El ejército está muy presente en mí». Dos pasiones que comparte junto al resto de sus compañeros y que ha recibido en casa desde pequeño, ya que su padre trabaja en la tienda del Museo Militar Histórico —también como director del grupo de recreación histórica— que está ubicado cerca del estadio de Mestalla.

Javier es militar desde los 19 años. En enero de 2008 se enroló en la Academia de Caballería de Valladolid y su primer y único destino fue el Regimiento de Caballería Ligero Acorazado Lusitania 8, con acuartelamiento en la Base Militar de Marines en Valencia.

A 5.000 kilometros de casa

El equipo blanquinegro acompaña día tras día a estos españoles en su servicio internacional a 5.000 kilómetros de su ciudad y de sus familias, con la importante labor de aportar su experiencia en el adiestramiento de unidades militares al ejercito iraquí. La inteligencia se antoja fundamental para poner fin a la expansión del yihadismo y su trabajo es de vital repercusión para la zona hasta la que se extienden las raíces del terror.

De hecho, Javier se llevó una bandera firmada por los jugadores del Valencia Mestalla. «La tengo colgada en mi cama para verla justo antes de dormir y también es lo primero que veo nada más levantarme». Este aficionado valencianista se siente muy identificado con la Academia. «Ellos son el ADN, el futuro y por supuesto también son el Valencia CF».

En los momentos de ocio de que disfrutan en el cumplimiento de su misión en el país asiático, estos valencianistas desplazados a Irak aprovechan para reunirse y comentar sobre la actualidad del conjunto de Pako Ayestaran. Las nuevas incorporaciones, la ilusión por el inicio de la presente temporada. Con todo, este grupo cuenta ya los minutos que le quedan para el regreso a Valencia con los suyos en el que poder animar nuevamente al equipo de su corazón.