Durante el transcurso de su presentación como futbolista del Valencia, Nani se deshizo de la chaqueta y mostró su dorsal a los más de 12.000 aficionados que lo recibían en Mestalla. El luso lucía el ‘17’, su número de cabecera, con el que se dio a conocer hace unos años en el Manchester tras brillar en la Eurocopa Sub’21 de 2007. Al instante, el recién llegado agradecía la complicidad de Rodrigo Moreno, que le cedía amablemente el dorsal que ha llevado en las últimas dos temporadas, desde que aterrizó procedente de Portugal. Y es que, en este verano de reconstrucción y nuevos propósitos, el atacante hispano-brasileño ha decidido cambiar de número. Vuelve al origen. Tras la salida de Barragán al Middlesbrough, Rodrigo recuperará el ‘19’, el dorsal con el que alcancó las cotas más altas de rendimiento con el Benfica, un aspecto que por trivial que pueda parecer es importante para los jugadores. El atacante recobra un aliado de lujo, con el que lanzó una prometedora carrera y lo hace con el objetivo de convertirse en el futbolista rompedor que se adivinaba tras él cuando fichó por el Valencia.

Tras dos temporadas Mestalla espera un paso al frente de Rodrigo y el futbolista está concienciado para comenzar a triunfar como blanquinegro. El atacante, que con la llegada de Pako en el último tramo de la pasada temporada comenzó a demostrar su verdadero potencial, necesita sentir confianza y quizá el dorsal signifique un nuevo impulso para él, un jugador para el que la fe supone un ingrediente importante en su día a día. Mazinho, su ‘padre’ con permiso de Adalberto Machado, lo reconocía en una entrevista en SUPER: "le he dicho, igual que a veces le he dicho también a mis hijos —Thiago y Rafinha—, que se olvide de la presión y que disfrute del fútbol, que juegue con alegría y responsabilidad, así todo irá fenomenal". Sin embargo, sobre el rendimiento de Rodrigo hay un aspecto clave. Con Nuno jugaba fuera de sitio, en la derecha, y es que su posición natural es la de segundo delantero, con libertad para caer a la banda pero actuando por el centro. Ayestaran es sensible a esa realidad y pese a que el sábado lo ubicó en la derecha en al amistoso ante el filial, la idea es sacar el máximo rendimiento a sus condiciones esta temporada, en la que podría actuar más hacia el centro.

Un comienzo a todo tren

Su explosión en Portugal llegó precisamente como delantero. A los 20 años y tras una cesión al Bolton inglés, Rodri aterrizó en las filas del Benfica para calibrar las dimensiones en las que iba a moverse su carrera profesional. El atacante hispano-brasileño, al que ya había convocado Milla para la Sub’21 en alguna ocasión, arrancó fuerte en Da Luz. Cuatro goles en los siete primeros partidos del Benfica lo deslizaban como uno de los delanteros del futuro. Sus condiciones atléticas, su poderosa zancada, el instinto matador y su sentido táctico, una combinación atípica que mezcla sus raíces brasileñas y su desarrollo europeo, ponían en alerta al planeta fútbol. Pronto se convertiría en el máximo goleador en la historia de la Roja Sub’21 y Del Bosque no tardaría en alabar su potencial, situándolo en el radar de la Absoluta a corto plazo. Era el comienzo de su etapa en el Benfica, donde el valencianista exhibiría su mayor rendimiento como profesional hasta la fecha. El ‘19’ se convirtió en una especie de marca para él, un número especial a la hora de saltar al césped. Tres años después llegaba al Valencia de Peter Lim. Los responsables de la parcela deportiva confían en que esta será la temporada de su revancha, la de su salto de calidad. Para ello, Rodrigo ha comenzado por volver al origen. Con el ‘19’ y quizá como delantero.