No sabe si en un futuro se le recordará por aquel gran central que fue o por el delegado que salvaba al club de sus crisis de forma milagrosa. A él le gustaría pasar a la historia por ser el valencianista profesional y fiel que siempre estaba al servicio de su club. Ése al que ama apasionadamente desde niño y al que considera "el millor del mon". El Valencia es su vida.

Voro González será el técnico del Valencia el domingo contra el Atlético

Sí. Yo voy a estar a disposición del club siempre que me lo pida. El martes no entrenamos, tenemos el día de descanso y el miércoles volveremos. Yo ya no hablo ni del día a día. Yo ahora vivo de hora en hora. Hasta esta tarde nadie me había dicho que iba a estar el domingo contra el Atlético de Madrid.

"Gracias, Voro", decía la portada de Superdeporte.

La he visto por la tarde, porque por la mañana ni me dio tiempo. ¡Ahora no tengo ni tiempo! Estoy muy agradecido a todo el mundo, sobre todo a los jugadores y a los técnicos que me han ayudado mucho. Todo ha salido muy bonito porque al final han sido dos partidos ganados. Hemos conseguido el objetivo, pero la situación era difícil. Veníamos de no sumar ningún punto y ahora podemos respirar un poco más. Lo que sí es verdad es que en cuatro o cinco días hemos conseguido revertir la situación y hemos asentado el punto de partida para seguir creciendo.

¿Cuántas veces te han cantado ya aquello de «¡Voro, quédate»?

Alguna sí... pero al final creo que si no hubieran salido bien estos partidos ese debate no estaría en la calle. Yo desde el primer día lo dejé claro. Dije que esto tenía una fecha de caducidad que eran dos partidos. Que es lo que se me dijo hasta esta tarde. Y es algo que no ha cambiado por ganar ahora. Si no hubiéramos ganado estos partidos... esas preguntas de si me quedo o no no me las hubieran hecho.

¿Y la familia o los amigos no te pican para que continúe?

No. (Sonríe)Ellos viven esto con nervios, pero están muy satisfechos. Ven que toda la gente me apoya, pero saben que luego hay que estar ahí. Ellos están contentos de que haya conseguido revertir la situación y cumplir el objetivo que era ganar un partido y luego el otro.

Lo que es innegable es que el fútbol pierde un buen entrenador...

A ver... yo he entrenado al filial del Levante, estuve año y medio, y aquí en el Mestalla estuve dos años. Yo ya sé lo que es esto. Además, he visto pasar a muchos entrenadores y uno es curioso, mira y analiza mientras hacía mi función de delegado. Yo tengo claro que mi faceta es otra y yo no busco ser entrenador aquí. Yo quiero ayudar al club dentro de mi parcela incondicionalmente. No busco esto porque cuando llega esto significa que el equipo no va bien porque han tirado al entrenador. Ojalá no tenga que volver a ser entrenador porque eso significará que el equipo va bien. No lo busco, de verdad. Son situaciones límites que no son fáciles de llevar porque es una responsabilidad grande. Yo estoy muy orgulloso de que el club piense en mí como persona que puede ayudar y nada más. No hay más. Ahí está y ahí se queda.

¿Has hablado con Peter Lim o Layhoon? ¿Qué te han transmitido?

Sí, hablé con la presidenta antes y después del partido. Antes del partido me dio todo su apoyo, me deseó suerte y después me dijo que estaba contenta porque de la misma forma que los jugadores, los entrenadores y los aficionados están preocupados por el club, también lo está ella y me consta que casi más que ninguno. Yo eso lo he visto, a la cara, no me lo tiene que contar nadie. Ella también sabe la dificultad que había... al final ha salido todo muy bonito... pero esto tenía muchos riesgos. ¡Esto es fútbol, eh! Que a nadie se le olvide y hay momentos que el balón entra y otras veces que no. Ahora me han comunicado que tengo que seguir al frente del equipo y, como te digo, yo siempre voy a estar al servicio del Valencia para lo que me pidan.

¿Cómo crees que se te recordará?

¿En el epitafio? (Corta la pregunta entre risas)

¡No! Dentro veinte años por ejemplo. ¿Cómo el gran central que fue o como aquel delegado salvador que siempre aparecía en las crisis para rescatar al equipo?

Yo creo que se me recordará como una persona que tenía una dedicación altísima al Valencia en el cargo que estaba. Es mi forma de ser. Yo soy así en mi trabajo. Lo seré ahora cuando venga el nuevo entrenador. Por mi forma de ser soy excesivamente responsable y eso a veces también me crea muchos problemas. Soy una persona que me gusta tener todo controlado. Para mí dedicar tiempo en algo que me gusta no me genera ningún problema. Si en casa me despierto pronto, pues me vengo a la ciudad deportiva antes. No tengo problema porque me gusta. Y si tengo que acabar a las tantas pues lo hago. Si tengo que hacer cosas, me quedo. Disfruto. Estoy cómodo. Muy contento. ¿Fidelidad? Llevo doce años como jugador, como jugador del Juvenil, del Mestalla, entrenador del filial... son muchos años. Estoy a gusto, se me respeta y se me valora y tengo todos los alicientes para seguir trabajando aquí, disfrutando de mi trabajo en el día a día siempre desde la responsabilidad y la humildad. Si hay que dedicar tiempo por el Valencia, lo saco de donde haga falta.

¿Existe algo más grande que el Valencia para Voro?

Mira, yo cuando era un niño ya iba a Mestalla. Tengo unas fotos de cuando era muy pequeño. Tendría seis o siete años. En casa no teníamos coche, mi padre tenía moto. Yo venía a Mestalla con mi primo Lino cuando era muy pequeñito. Recuerdo (se emociona) que mi madre me hizo una camiseta en la que ella me cosió el escudo del Valencia.Venir de l´Alcúdia no era como ahora que vienes en veinte minutos, antes podías estar más de una hora. Yo era un apasionado del Valencia y en mi casa nunca hubo tradición de fútbol, para nada. Yo venía a Mestalla y para mí era lo mejor que me había pasado nunca. ¡Ostras! No me lo creía. Lo llevaba en la sangre. Lo llevo. Luego, unos años después, recuerdo que vinieron a verme cuando yo jugaba en l´Alcúdia. Venía Juan Ramón. Vino a verme muchas veces y bueno... yo no podía dormir pensando que el Valencia había venido a mi pueblo a verme jugar a mí para ficharme. Después ya cuando me ficha el Valencia Juvenil ya pensaba que era lo máximo. ¡Ostras! Y ya después cuando pasó al Mestalla... ya pensaba: "¡Bueno, bueno!"... A partir de ahí fui subiendo escalones. Estoy en mi casa y hago el trabajo que me gusta. Estoy para mí en el mejor equipo del mundo, el que me gusta, el que siento y por eso siempre haré lo que pueda por ayudarle. Estoy a gusto. Estoy en casa.

Continúa la leyenda de Voro.

Bueno... ya sabes que yo no soy de ese tipo de expresiones. Las veces que he asumido este rol de forma temporal me lo he tomado igual, intentando desde mi parcela que cambie la situación y gracias a Dios me ha salido bien y estoy contento. ¿Las estadísticas? Sí, están ahí lógicamente y estoy orgulloso de ellas, pero de verdad que no le doy más importancia.

¿Qué te dice la gente por la calle?

La gente me ve y me dice cosas sí, es normal. El equipo tenía cero puntos en la cuarta jornada, aunque sigo pensando que de forma inmerecida en algunos partidos. Sobre todo en el primer partido y en la primera parte de Eibar creo que el equipo mereció más. Lo que pasa es que se perdió, los jugadores fueron perdiendo confianza y poco a poco nos vimos en la necesidad y la urgencia de ganar. Y eso creó una cierta ansiedad, una pérdida de confianza que el rival conoce. Hay que jugar con muchos factores para mejorar. Lo primero que hice fue hacer una foto general de la situación técnico-táctica y anímica del vestuario y a partir de ahí traje mis conclusiones para estar en condiciones de poder competir y ganar.

¿Cuál es el manual de Voro para gestionar las crisis? Alguno que otro daría lo que fuera por saberlo...

No tengo ningún manual, de verdad. Yo la ventaja que tengo es que conozco a todos los jugadores, convivo con ellos todos los días y no soy ajeno a lo que pasa ahí dentro. Lo conozco. A partir de ahí les puedo dar una visión más general de la situación que hay. Hablando en una idioma que los jugadores entienden perfectamente que es el idioma del fútbol y las situaciones que se viven en el vestuario. Se juntan las relaciones entre los jugadores, con el técnico, por los resultados, el rendimiento de cada uno... Es algo complejo, lo que he intentado hacer es tener toda la información e ir de cara y colaborar con ellos para formar una piña que es lo que hemos hecho. Lo que pasa es que después nada de eso vale si no te reafirmas en los resultados. Por suerte se han dado y eso es la consecuencia del trabajo. El equipo jugó bien al principio de la temporada y no tenía resultados, ahora se ha producido a la inversa. Lo contrario. El fútbol a veces no es fácil, pero no, no tengo manual. Mi manual es tirar de la experiencia que he vivido en los vestuarios durante tanto tiempo.

¿Qué ha tenido que cambiar?

Lo que he hecho es ser coherente y respetar a todo el mundo, ayudar al club, ir con las cartas siempre hacia arriba, no tener otras intenciones raras o extrañas... hay que ir de cara. En el club cada uno tiene su función y todos tienen que trabajar con el objetivo de crear un ambiente de trabajo bueno y ayudar a quien sea para que el equipo gane. Ese es el lema que no puede fallar ni el Valencia ni en otro club. Lo que he intentado hacer yo es transmitir lo que yo pensaba desde la lealtad, mirando a los jugadores a la cara, eligiendo a los jugadores adecuados y buscando una forma de jugar y unos argumentos deportivos para poder competir y ganar. La parte anímica ha sido importante, el jugador estaba tocado, pero al futbolista también hay que darle luz y a veces esa luz te la puede dar alguien que no es tu entrenador habitual.

¿Cuál ha sido su mensaje en el vestuario?

Les dije a los jugadores que el club había tomado la decisión de que yo estuviera al frente y lo que les dije es que yo venía a ayudarlos. A darles una visión de lo que pasaba y cómo había que mejorarlo. Sobre todo quería que todo el mundo supiera qué había que hacer y sentar una bases para que la gente se diera cuenta donde estaba. Pedí ayuda al compañero, solidaridad, esfuerzo, dedicación, trabajo, humildad... son conceptos que todo el mundo conoce lo que pasa que de decirlos a hacerlos hay mucha diferencia y a veces hay tendencias de grupo o personales que lo complican, pero este grupo es un gran grupo. Lo era también con Pako. Creo que la comunión con Pako era muy grande, por eso los jugadores estaban jodidos. Se preguntaban... «¿Y por qué?» Lo que les haces ver es que a veces las cosas no salen porque esto es fútbol y mandan los resultados. Para crecer hay que saber lo mal que estás.

¿Cómo cambia la relación con los jugadores de delegado a entrenador? No debe ser fácil...

Pero cambia, cambia. Lógicamente. Lo dije desde el primer día. El jugador no puede perder la perspectiva de la situación. Yo entiendo al jugador que te ve como amigo, porque estás en contacto con él durante mucho tiempo hablando de muchas cosas. Yo cuando entro al vestuario el jugador cambia esa percepción que tiene hacia mí, si no la cambia tiene un problema. Yo lo que no puedo ser es compadre de todos. Hago lo mejor para el equipo. Me gustaría que todos jugaran minutos y pedirle al árbitro hacer siete cambios para que todos jueguen y estén contentos, o que haga por sorteo la alineación, pero eso no puede ser. No puede ser. Hay una máxima, que las decisiones que tomen estén reforzadas por decisiones lógicas y yo he intentado tener todos los datos máximos para que esas decisiones sean las más acertadas.

¿Ha escuchado las declaraciones de sus jugadores? Todos hablan con respeto y admiración por Voro.

Es de agradecer, es un orgullo, pero yo no busco eso. Ni mucho menos. Lo más importante es lo que tratamos en el vestuario porque el jugador y el cuerpo técnico somos los que tenemos que dar el primer paso para que todo funcione. Luego sabes que la afición va a estar ahí, pero también sabes que le tienes que dar. Pero el primer paso son los jugadores. Yo respeto mucho al grupo y entiendo que estas situaciones son muy dolorosas porque siempre que se va un cuerpo técnico con el que convives día a día viajando y en la ciudad deportiva se crea un situación muy difícil.

¿Qué gestión de crisis fue más difícil? ¿La de Koeman, Pellegrino, Nuno o ahora Pako Ayestaran?

Hubo otras veces en las que hubo problemas de vestuario más graves. Más que ahora. Ahora ese problema no existía. Esa es la diferencia con otras veces anteriores. Al final una cosa lleva a la otra. Cuando hay malos resultados hay roces en la plantilla... pero es normal. Eso no solo pasa aquí, eso pasa en todos los lados. Esta vez, no ha sido así. Ha sido un poco diferente porque el ambiente del vestuario era bueno. Otras veces fue más malo. Si llevas rachas de dos meses que no ganas se crean desgastes y fricciones entre jugadores o con el entrenador. Yo tampoco he tenido mucho tiempo porque era entrenamiento-partido, entrenamiento-partido y he hecho casi más ruedas de prensa que entrenamientos.

Al equipo se le ha visto más junto, menos vulnerable atrás y con las ideas más claras arriba...

Al jugador lo que había que darle es confianza para que desarrollara sus cualidades mejor. Cambiar muchas cosas dentro del campo sería perjudicial. Había que tocar pocas cosas, pero que el futbolista las viera más claras. El día del Alavés había muchos jugadores que estaban cargados de excesiva responsabilidad por la obligación de ganar y eso lo tuve que manejar porque afecta. Eso afecta y había que manejarlo de la mejor forma para que afectara lo menos posible. El equipo ha sabido manejarse en esta situación delicada. Se han modificado cosas tácticas para que el equipo tenga una tendencia más ofensiva o defensiva. También se le ha quitado la responsabilidad a algunos jugadores en acciones que no estaba confiado y necesitaba no dudar en algunas zonas. Son tantas cosas... No es fácil, pero aquí estamos para ayudar, competir y... ganar.