"Todavía puedo dar más de mí". Después de marcar el gol de la victoria ante el Leganés, Mario Suárez iluminó su discurso desde la humildad. No buscó adornos innecesarios. Además, se autoimpuso exigencia y moderación. "No hemos hecho nada aún pero por lo menos ya tenemos seis puntos", remarcó. La mesura y la sencillez de Voro han generado un contexto más simple y adecuado para el equipo, también para el mediocentro, bien asistido por Enzo a la hora de sostener y equilibrar. Mario habló de intensidad, de la importancia de aguantar el resultado y del código de vestimenta que reclama la situación: el "mono de trabajo". Ante el Atlético habrá que ofrecer otro (gran) salto competitivo. El partido de la jornada rompe en el horizonte y será especial para Mario, por la atmósfera de gran clásico que siempre se genera y por sus raíces rojiblancas. Por primera vez desde que puso rumbo a la Fiorentina, en julio del año pasado, volverá a enfrentarse al equipo del ´Cholo´.

Mario Suárez es consciente de la responsabilidad e importancia de su actividad dentro del engranaje del equipo. La posición de mediocentro en el Valenia exige mucho y así lo entiende él también. Después de la derrota contra el Betis, donde fue sustituido por Ayestaran tras el descanso, no tuvo problemas en reconocer que no recordaba un partido suyo tan malo. Participó poco, fue devorado por el pressing verdiblanco, contuvo nada y robo menos. En San Mamés tampoco se repitieron las malas sensaciones y duró algo más de una hora, demasiado impreciso y fuera de zona, como la mayoría del compañeros de reparto. Con Voro se adivina un cambio de tendencia; no participó ante el Alavés, pero pudo reivindicarse en Butarque, donde mostró una sensible mejoría, sumó aciertos e iluminó su paso como valencianista con una referencia para la esperanza, con gol incluido.

El examen del Atlético

Hasta el domingo, sus mejores minutos correspondían a la primera parte en Ipurua; frente al Leganés participó más y mejor, despejó balones, apoyo la salida e impuso su físico. Además, fue determinante en el marcador. En el fútbol, los goles ayudan a reciclar tendencias. Son confianza y energía. El Atlético será un examen de nivel mucho más concreto y potente. Mario quiere ser ´súper´ (en rendimiento), pero debe ajustarse bien el traje para demostrar que está capacitado para sostener al Valencia.

La posición de mediocentro no es cualquier cosa. Pieza de engarce entre defensa y centro del campo, Mario llegó para aportar solidez defensiva y fluidez en la creación. Su fichaje respondía a la pretensión de mejorar a Javi Fuego y complementar a Enzo Pérez, Parejo y Medrán. Con 29 años, no es un juvenil, es una apuesta de rendimiento inmediato, pero le está costando arrancar. Cuestión lógica atendiendo a su trayectoria reciente. La apuesta por la Fiorentina de Paulo Sousa no salió bien y duró un semestre, en la Premier League (Watford) tuvo más continuidad, pero no alcanzó para conquistar su mejor versión. En sus dos últimas campañas en el Atlético perdió fuerza, primero por una lesión y después por la competencia en la posición. En el Valencia está empezando, poco a poco, llegó a unos pocos días de que comenzase LaLiga y sólo lleva 280 minutos con sus nuevos compañeros280 minutos. Toda adaptación lleva un proceso, más en un equipo con problemas competitivos y las dudas de cuatro derrotas al hilo.

Las ayudas y Enzo Pérez

Butarque estuvo lejos de ser un recital, pero fue un paso al frente para Mario. El centrocampista fue el jugador con más pases (aunque con un nivel bajo de precisión), más despejes y más duelos aéreos ganados. La organización de Voro resultó más saludable para todos. Cero complicaciones. Mejor recogido, su ayuda en la zona izquierda fue importante y su sociedad con Enzo, en un 4-2-3-1 bien escalonado (el argentino y el madrileño se turnaron a la hora de aparecer en la base con acierto), dejó buenas sensaciones. Las estadísticas dicen que fue el mejor del partido.