Hace ya más de veinte años, allá por 1994, el adelantado de la Penya Valencianista per la Solidaritat y de la Fundación del Valencia CF José Luis Zaragosí viajó por primera vez a Mozambique. Se trataba de un un viaje relacionado con el mundo de la cooperación internacional en el ámbito de la medicina. Allí pudo conocer de primera mano la obra de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en su primera casa construida en el continente africano, concretamente en Maputo, capital de Mozambique. Con su casa madre ubicada en Valencia, esta institución cuenta con delegaciones repartidas por el tercer mundo como Centroamérica, Sudamérica y Asia. Actualmente, acogen a más de cien ancianos de la calle y ya han inaugurado una segunda residencia en Chissano, en la provincia de Xai-Xai.

Allí, José Luis tuvo ocasión de conocer al verdadero motor de aquella obra, el padre Vicente Berenguer Llopis, misionero valenciano nacido en Teulada en 1937 y con más de cincuenta años de su vida dedicados a los más desfavorecidos. No sería pues entendida nuestra relación con Mozambique sin la figura del padre Vicente, llamado justamente el hombre blanco de corazón negro. El padre Vicente constituye así un referente internacional en el mundo de la cooperación y de la solidaridad.

Pobreza extrema

Para situarnos en el entorno donde se desarrolla su labor diremos que la República de Mozambique se encuentra situada al sureste de África, a orillas del Océano Índico. Limita al norte con Tanzania y Malawi, al noroeste con Zambia, al oeste con Zimbawe, al suroeste con Swazilandia, al sur con Sudáfrica y al este con el Océano Índico. Antigua colonia portuguesa con una población de 25 millones de habitantes y con capital en Maputo, logró la independencia el 25 de junio de 1975, siendo su primer presidente Samora Machel. Posteriormente tuvo una guerra civil que duró diecisiete años y que llevó al país a la pobreza más extrema, además de ser uno de los países con más minas antipersonas repartidas por toda su geografía. Su tasa de mortalidad se cifra en 20/1000 habitantes y la población bajo el nivel de pobreza alcanza el 70%, siendo la tasa de alfabetización del 63% para los hombres y sólo el 32% para las mujeres.

Algunos de los indicadores que destacan los niveles de salud del país son que la esperanza de vida al nacer es de 54 años para la mujer y 52 para el hombre (85 y 79 en España), la tasa de natalidad es de 39/1000 habitantes (9,7 en España) y la tasa de mortalidad infantil es de 76/1000 habitantes (3,37/1000 en España). A todo ello se une una elevada prevalencia de enfermedades infecciosas como la malaria y el VIH/Sida, que en algunas comunidades alcanza hasta el 20% de la población.

Objetivos del Milenio

Pero España es un país solidario y la Comunitat Valenciana es una de las más activas en este compromiso. Por ello, la Agencia Española de Cooperación Internacional colabora con el país desde hace más de treinta años y, a pesar de ser el tercer país más pobre del mundo, ha conseguido reducir a la mitad su tasa de mortalidad infantil en los últimos quince años gracias a personas como el padre Vicente, también adelantado de la Penya Valencianista per la Solidaritat y que ha trabajado duramente por alcanzar los ´Objetivos del Milenio´ y, fundamentalmente, estos cuatro primeros: Erradicar la pobreza extrema y el hambre; reducir a la mitad entre 1990 y 2015 la proporción de personas que pasan hambre; lograr la educación primaria universal (la mitad de los niños no escolarizados viven en el África subsahariana); promover la igualdad de género y reducir la mortalidad infantil. En el África subsahariana uno de cada nueve niños muere antes de cumplir los cinco años.

La labor del padre Vicent

Igualmente, el padre Vicente Berenguer Llopis fue encarcelado por defender los derechos de los estudiantes y posteriormente trabajó con Graça Machel (esposa del presidente Machel y casada posteriormente con el presidente Mandela) en el Ministerio de Educación, estimándose que ha colaborado en la escolarización de más de 200.000 niños y niñas. Entre sus proyectos estrella destacan los relacionados con la educación, las escuelas primarias y secundarias, internados, salones polivalentes, casas para los profesores, proyectos relacionados con la promoción de la mujer, integración en la sociedad civil mozambiqueña, centros sanitarios, potabilización de aguas y centros deportivos.