Han volado más de 19 años en el calendario desde que Paco Roig presentó al "señor Rinaldi" -un lapsus verbal que despertó las sonrisas de los presentes en la sala de prensa, incluida, la del protagonista, Claudio Ranieri-. Era "un general romano" que venía al Valencia CF para "ganar la guerra" después de que el equipo hubiera deambulado tristemente por las primeras batallas del curso bajo la tutela del locuaz Jorge Valdano. Dos décadas más tarde, el club ha vuelto a confiar el banquillo a un italiano reconocido en el siempre competido Calcio, Cesare Prandelli.

Los estilos de Ranieri y Prandelli difieren. El actual técnico del Leicester, amante del contragolpe, se halla más próximo a la vieja escuela italiana que el exseleccionador azurro, conocido en su país como "el más español de los italianos" por su predilección por la presión avanzada y el juego de combinación. Sin embargo, más allá de lo puramente estético, las similitudes entre la historia de Ranieri en Mestalla y la que se aventura de Prandelli son inagotables. Para empezar, la dificultad del reto a afrontar. Desde la temporada 97/98 -la primera del 'general romano'- el equipo no había caído tan abajo en la clasificación con tal cantidad de derrotas y escasez de puntos.

Después de casi dos años sin entrenar Cesare Prandelli ha respondido de forma afirmativa a la llamada de auxilio del Valencia, igual que lo hizo Ranieri a mediados de septiembre de 1997 tras conversar con el presidente Roig. "He esperado la propuesta adecuada, la del Valencia CF. Me parece una plaza exigente, pero los desafíos deben ser difíciles. Podría haberme quedado en casa, tranquilo€ no tenía la necesidad de volver a ponerme en juego. Profesionalmente, este es un estímulo muy importante, que requiere mucha dedicación porque es muy difícil, pero eso lo hace fascinante para mí", indica Prandelli en declaraciones al club.

Florencia, un lugar común

Claudio Ranieri mostró en el programa 'SillasGol' de Mediterráneo TV su convencimiento de que su compatriota responderá "muy bien" a las urgencias del Valencia. "Cesare va a hacer un gran año. Es un gran técnico y bueno para el club... Los italianos saben manejar la presión, los valencianos deben estar tranquilos con él, aunque no llega con una varita mágica y debe tener su tiempo", argumentó el hombre que vino a Valencia con sus éxitos en la Fiorentina -ascenso a Serie A, Copa y Supercopa- como el mejor punto de un emergente currículo. Precisamente, Florencia es un lugar común para ambos. Prandelli se doctoró con una 'Fiore' que le abrió las puertas de la selección de Italia.

El mensaje final que deja el campeón de la Premier con el Leicester es que el nuevo míster "debe tener tiempo". Un factor que, históricamente, ha sido complicado de conjugar con el banquillo de Mestalla. Ranieri debutó cayendo frente al Real Madrid en la cuarta jornada. El Valencia alternó victorias con derrotas, pero la reacción se cortó con un 3-1 en el Calderón y un 0-1 del Salamanca en el estadio valencianista que plagó las gradas de pañuelos y empujó a la dimisión a Paco Roig. El panorama para el italiano comenzaba a enturbiarse hasta que un gol de Mendieta en Anoeta, a falta sólo de 10 minutos, dio aire a Ranieri y su innovador cuerpo técnico para continuar con la construcción de un equipo a partir del firme valor del trabajo.

La mano de Ranieri -su apuesta por jugadores con la ambición de crecer en vez de estrellas con el ánimo apagado, por ejemplo, Romario, Ortega, Saïb o Marcelino Carioca, y un estilo basado en una defensa sólida y experimentada y un ataque letal- comenzó a recoger frutos. El equipo de los Angloma, Carboni, Djukic, Milla, Mendieta, Farinós, Angulo, Piojo López o el croata Vlaovic se fue, poco a poco, convirtiendo en un bloque, en un único ente, justo lo mismo que ahora anhela Prandelli. El Valencia encadenó victorias contra Compostela, Depor y Sporting antes de la llegada de Adrian Ilie. El rumano fue un refuerzo de enero revitalizante. Cosas del destino, el Valencia de hoy también busca un goleador para el mercado de invierno.

Durante la segunda vuelta los blanquinegros consumaron una remontada que aún se recuerda con victorias en los estadios del Barça (3-4) y el Real Madrid (1-2) y al Atlético en casa. Fue la semilla de un Valencia ganador. El grupo acabó noveno, ganó la Intertoto y jugó la UEFA en la temporada 98/99; un curso en el que el club terminó clasificándose por vez primera para la Champions y levantando la Copa del Rey en La Cartuja 20 años después. Cúper y Benítez seguirían con la obra de un Valencia campeón que edificó el 'general romano'.

De Djukic a Garay

Claudio Ranieri puso orden en una plantilla en la que hizo una limpieza memorable. "De aquí abajo no salimos solo con calidad", dijo Djukic apelando al compromiso. Cesare Prandelli, como buen italiano, es otro apasionado de la disciplina, aunque él cuenta con la ventaja de entrar a un vestuario más sano que el de 1997. Hoy Garay repite un discurso que no erosionan los años: "No es tiempo de jugar bien o mal, sino de ganar, de defender y atacar juntos". El central, además, avisa de que los cambios constantes de técnico dificultan el trabajo. "Las cosas se construyen a largo plazo, esperemos que con Cesare se dé el punto de partida para llevar al Valencia donde merece", añade. Esa es la misión que Peter Lim ha encargado al de Brescia, la fabricación de un Valencia que batalle con los mejores como hizo el de Ranieri.