«Ha sido un partido de mucha intensidad en un campo difícil». Cesare Prandelli destacó la capacidad para resistir del equipo ante un adversario exigente en el apartado físico. El equipo de Abelardo cumplió con lo prometido el pasado viernes: «Hay que salir intensos y enchufados, ser agresivos en defensa y también en ataque, ser valientes y apretar arriba». El Sporting mordió fuerte en el primer tiempo, impuso un ritmo alto durante el primer tiempo, pero su rebeldía terminó con el impacto del segundo gol de Mario Suárez, en el minuto 65, y se fue apagando con el paso de los minutos (como le sucedió ante el Barça). El despliegue de energía de los sportinguistas no tuvo premio y encontró respuesta en la entereza y en la fuerza del colectivo valencianista, que terminó justo de gasolina ante un Sporting desfondado. Las estadísticas necesitan un contexto. Los números son insensibles en muchas ocasiones, pero el Valencia dejó 113 kilómetros de distancia recorrida, los mismos que el conjunto de Abelardo. Igualados en vigor, vehemencia y necesidad, decidieron los errores, la calidad y el balón parado. Es un principio.

El Molinón cristalizó en el partido con los números más altos en ese apartado (distancia) de la temporada. Nunca antes el Valencia había alcanzado los 113 kilómetros y tampoco un adversario los había superado. Ante el Atlético, los de Simeone sólo necesitaron hacer 109 para imponerse al Valencia, que quedó en 106. Hasta ayer, el tope en este capítulo habían sido los 108 kilómetros recorridos ante el Alavés (que hizo 107), en Mestalla. Recién llegado, tras valorar datos y analizar partidos, Cesare Prandelli ya advirtió que el Valencia no estaba bien en el apartado físico, que le faltaba gas y vitalidad para competir hasta el final. Durante estas dos semanas ha trabajado con la plantilla y ha insistido en los entrenamientos con ese «forti, forti» que apareció el viernes en la portada de SUPER: los dudelos individuales y las segundas jugadas tienen que ser del Valencia€ En El Molinón, hubo fases de todo tipo, claros y también oscuros, pero acompañan los datos y los resultados. Otro ladrillo más para rearmar el grupo.

El objetivo y la dirección

El Valencia de Prandelli empezó corriendo cinco kilómetros más que el de Voro y siete más que el registró máximo de Pako Ayestaran, que en sus último partido en San Mamés (con todo lo que implica el escenario y el rival a nivel de exigencia), se quedó en 100 kilómetros de distancia recorrida. Muy poco. El tope hasta ahora había sucedido contra el Alavés, en otro estreno, el de Voro. No es casual. El cambio de entrenador siempre tiene efecto sobre el ímpetu y la fogosidad, pero ante el Sporting la respuesta fue importante y dejó a tres futbolistas por encima de los 11 kilómetros recorridos (como mínimo). El mejor en este apartado volvió a ser Parejo (11.84 km desde la mediapunta), que también superó el techo de la temporada, también de Dani Parejo (11,32) ante el Leganés, en Butarque. Hasta la fecha, el Valencia tenía demasiados futbolistas anclados sobre los 10 kilómetros. La media ha subido.

El Valencia sólo ha ganado ´corriendo´ al Alavés. En ocho jornadas sólo había igualado a la UD Las Palmas y ahora lo ha conseguido con el Sporting. La distancia no mide la calidad de los esfuerzos y tampoco es sinónimo de rendimiento. Influyen el número de saques de esquina, las dimensiones del terreno de juego, el estilo de fútbol (el Valencia jugó a la contra, simplificando). El registro, sin contexto, puede ser frío, pero aquí los datos tienen correspondencia en las sensaciones, el resultado y en el ´ojimetro´ de entrenadores (Prandelli y Abelardo) y los futbolistas. Ahora habrá que seguir valorando dentro de una relación y sucesión de partidos. El fútbol no es pulmón, pero influye para desarrollar muchos de sus conceptos. Lo fundamental es que el Valencia corra para Prandelli, que comparta la dirección, su objetivo y la idea.