Una mirada nerviosa al reloj del Camp Nou, una patada de rabia contra el poste, resoplidos o negaciones con la cabeza a la que acuden sus manos cada vez que el gol juega maliciosamente con él. Los gestos de Paco Alcácer durante los 45 minutos que jugó ante el Depor delatan la ansiedad con la que el ex del Valencia llegará este sábado con el Barcelona a Mestalla, el estadio en el que ha anotado el 67% de sus 43 goles como futbolista de un club profesional. Todos, hasta ahora, con la camiseta blanquinegra.

A finales de agosto los blanquinegros traspasaron al Barça por 30 millones de euros, más dos en variables, a un delantero al que había renovado en enero de 2015 hasta junio de 2020 colocando en el contrato una cláusula de 80 millones. Este verano el de Torrent, hasta entonces niño mimado del valencianismo, le pidió a Layhoon que aceptase la oferta procedente de Can Barça. Peter Lim cerró el acuerdo con Josep María Bartomeu, presidente culé, y Paco Alcácer cumplió con sus deseos de marcharse al actual campeón de Liga. El amor murió. El aficionado sintió como una traición el descaro y la frialdad con la que el jugador de 23 años manifestó sus ganas de irse.

El sábado Paco Alcácer será el ingrediente más picante del Valencia-Barcelona. El ´9´ formado en Paterna se enfrentará por primera vez al equipo con el que debutó en la élite y donde ha jugado las últimas seis temporadas. Robert Fernández, secretario técnico barcelonista, asegura que Paco «sabe muy bien» el recibimiento que le espera en la que fue su casa hasta hace poco. «Los jugadores están acostumbrado a estas situaciones. En el fútbol tienen que estar acostumbrados a cosas buenas y malas y eso hace madurar. Todo no va a ser bueno y fácil», dijo en declaraciones a ´CV Radio´ un exjugador que también cambió Mestalla por el Camp Nou en 1986, una vez que se consumó el descenso de los valencianistas a Segunda.

Robert reconoce que el futbolista de Torrent «está con ganas de marcar un gol». «Lo importante es que tiene muchas oportunidades, lo que necesita un delantero. Después está marcar o no, ahí ya depende de si se está acertado o no, o de que el balón llegue en el momento determinado, ya que a veces le pegas bien y te la para el portero y, a veces, le das con la uña y entra. A él le llegará, pero debe tener tranquilidad y mucha confianza. El entrenador confía mucho en Paco», añade.

El secretario técnico, los compañeros, Luis Enrique... En el Barcelona todos intentan calmar la ansiedad del número ´17´ -allí el ´9´ es cosa del Bota de Oro, Luis Suárez-. Según desveló el propio Alcácer hace unos días, el uruguayo ha querido contarle la historia de sus primeros pasos en el Barça, como él tardó seis partidos en estrenar su cuenta barcelonista de goles. El valenciano, por su parte, suma seis sin poder mover el cero de la estadística. Un dato que en Valencia alivia de algún modo a una afición que ve como los delanteros de su equipo, entre ellos el recambio de Paco -Munir el Haddadi-, tampoco atinan como deberían delante de los porteros.

La película de Alcácer con el Barça sigue por el momento un guión de terror psicológico. El primer capítulo fue su participación como titular en la inesperada derrota del ´equipo B´ de Luis Enrique a manos del Alavés (1-2). Durante 66 minutos en el campo apenas disparó entre los palos. Dos minutos antes de ser sustituido por Luis Suárez el conjunto de Pellegrino había anotado el segundo tanto. Siete días más tarde el Barça goleó 1-5 al Leganés. Era un día propicio para gritar «gol». Paco salió media hora y lo hizo, pero todo quedó en nada por un claro fuera de juego.

El 24 de septiembre el torrentí disputó la recta final en el Molinón, estadio donde el año pasado marcó el 0-1 para el Valencia. Alcácer participó en los momentos en los que el Barça amplió su goleada (0-5). Con un tremendo obús rozó su gol, pero Cuéllar desvió la pelota al travesaño. De ahí cayó al pie de Neymar. Al ex del Valencia le costó hasta ir a celebrarlo. Después vendría su segundo y último partido como titular. Fue en la Champions contra el Borussia Mönchengladbach. En 54 minutos casi no tocó el esférico. Cuando se retiró cambiado su equipo perdía 1-0, sin él logró la remontada con una diana de Piqué.

Al siguiente envite, en Balaídos, sumó ocho minutos, suficientes para ver de cerca como Piqué recortaba distancias otra vez cual killer de área. La pasada semana experimentó ante el Depor el sumun de la desesperación. Lux y el palo evitaron su gol con la cabeza, luego estrelló contra el meta un regalo de Piqué y, al final, pifió otro remate en boca de gol. «Me tranquiliza que entrenando marca siempre». Luis Enrique no le pierde la fe. De puertas para afuera nadie aprieta a Paco, quien vive a la sombra del tridente -Messi, Neymar y Suárez- y, según Barça TV, «ilusionado» con su regreso a Mestalla.