Enzo Pérez se llevó la peor parte de la crítica de Prandelli tras el empate en Riazor. El técnico responsabilizó al argentino de una acción claramente desafortunada en la segunda parte que pudo dar al traste con las opciones de remontada del Valencia y declinar la balanza a favor del Deportivo. ¿Por qué ha cambiado a Enzo Pérez?, preguntaban al italiano en rueda de prensa. "Porque estaba con la amarilla, estaba nervioso y no quería acabar con diez jugadores. Un capitán tiene que estar siempre tranquilo y presente". Un apretón de tuercas en toda regla. La frase, que pasó desapercibida para los jugadores en el viaje de vuelta, sorprendió ayer por su contundencia a un sector importante del vestuario valencianista. La mayoría de los futbolistas se enteraron a lo largo de la mañana en Paterna.

Enzo está tranquilo y asume su error. No hay polémica. El argentino, de 30 años, es un futbolista lo suficientemente veterano como para ser consciente de que se equivocó lanzando el balón al árbitro después de cortar un contragolpe a mediados del segundo tiempo y entiende que Prandelli lo retirara del terreno de juego, más conforme está el panorama actualmente con los árbitros. La acción fue producto de la tensión competitiva y de la frustración pero pudo dejar al equipo con diez jugadores y eso, aunque fuese totalmente desintencionada, indignó al técnico valencianista. El futbolista se dio cuenta del error en el mismo instante en el que le lanzó el balón al colegiado.

Su intención no era darle a González González, fue un gesto de rabia. Sin más. Enzo, una vez pasadas las primeras horas, entiende que debía cortar ese contragolpe con una falta táctica aunque eso implicara arriesgar y que la acción posterior estuvo de más. Si bien, analiza un contraste entre esta acción y la del partido ante el Betis, cuando se hizo expulsar por una entrada en la que no midió los tiempos ni el contexto del partido y le costó la segunda amarilla, dejando al equipo con diez cuando iba a por la victoria.

No jugará en Balaídos

Aquello rozó la negligencia. Por eso pidió perdón a sus compañeros y a la afición. Esta vez no lo ha hecho, es diferente. Es un error, como tantos suceden en el terreno de juego. El centrocampista de Mendoza es consciente y encaja la crítica de Prandelli. Ante el Celta cumplirá sanción por ciclo de amarillas y su lugar lo ocupará Medrán, que entró en un momento difícil y agitó desde la media punta con pases de calidad. Uno de ellos dejó a Montoya mano a mano con el portero rival.