Amedeo Carboni fue el protagonista de la cena pre-partido en la Agrupación de Peñas del Valencia CF el jueves por la noche. El exjugador del conjunto valencianista, además de hablar de la actualidad del conjunto de Mestalla y su compatriota Cesare PrandelliMestalla Cesare Prandelli, compartió con los peñistas una serie de anécdotas de su etapa como futbolista en el Valencia.

Su revisión médica la firmó… ¡Paco Roig!

Recuerdo bien la noche de mi debut, creo que fue en el minuto 43 de la primera parte... y en los cinco primeros partidos me expulsaron dos veces. No fue fácil el inico, llegaba de una lesión importante... y con el doctor Candel, que tengo una buena amistad, pero claro, yo no pasé la revisión médica porque el médico no firmó el certificado porque dos años antes me ha bía roto el tendón de aquiles, la misma lesión que había tenido Paco Camarasa y por ello el doctor tuvo miedo, luego el presidente, Paco Roig, me dijo, no te preocupes, firmo yo... ¿dónde hay que firmar? Si no fuera por él yo no habría fichado porque el doctor tenía miedo por la lesión. Eso fue un viernes por la noche y no había jugado ningún partido y estaba lesionado, no estaba para jugar, pero era la época de Valdano y el jueves de la semana siguiente me dice que voy a jugar el sábado, "tienes que jugar porque hay gente dura por la banda" pero le dije que voy cojo y que no podía...

No comía paella al principio

Todo eso con el tiempo se han transformado en buenos recuerdos. Yo llegaba de la Roma y en esa época los italianos teníamos fama de ser chuletas y vestir bien, y en el vestuario cada partido había un lío, si jugábamos por la noche, a medio día comíamos paella... y yo pedía arroz blanco, porque no podía comer paella. Sufrí bastante porque era diferente para mí, mi mujer embarazada, mis hijas lloraban porque no entendían nada...

La tarjeta que le dejó sin jugar la final de la Champions en París

En la semifinal de la Champions, en el partido de vuelta, en la ida habíamos ganado en Mestalla 4-1, yo estaba a una cartulina de la sanción y con Héctor Cuper estuvo toda la semana hablándolo y cuando vi que el árbitro era portugués tenía claro seguro que me sacaría tarjeta. Le dije al míster que si era necesario que jugara y Cuper me dijo que al menos tenía que jugar en la primera parte y terminábamos cero a cero me quitaría. Justamente uno de los jueces de línea era italiano y le dije que hablar con el árbitro para que no me sacara una amarilla por una tontería. Y justo por una falta en el medio campo, una falta normal a Rivaldo, me saca tarjeta... esa noche lloré mucho y sufrí mucho porque tenía ya 35 años y pensaba que jamás volvería a jugar unan final con el Valencia. Tuve la suerte de que los compañeros me ayudaron mucho porque veían mi sufrimiento. Estuve quince días bastante mal, lo admito. Luego empezó la temporada nueva y teníamos un entusiasmo tremendo, no nos parecía justo haber perdido aquella final en la que nos deslomamos. Teníamos unas ganas tremendas. La suerte fue que seguimos todos los mayores de la plantilla y se fue algún chaval más estrella, pero nos quedamos todos los mayores. La verdadera piña del equipo. Eso fue el gran acierto, mantener a la gente madura. Ese fue el verdadero acierto de esta plantilla. Los nuevos se fijaban mucho en los veteranos, éramos un ejemplo de profesionalidad.

Segunda final de Champions... Carboni se hubiera jugado su casa a que ganaban.

Ya el segundo año donde íbamos nos estaban esperando, ya nos conocían porque ya íbamos de favoritos y fue mucho más difícil, por eso creo que fue más dura. Yo estaba seguro de que la ganábamos, me habría jugado mi casa, no teníamos dudas de que la ganaríamos y pasó lo que pasó. Todo sabemos lo que pasó ante el Bayern pero ese partido, esa competición la disfrutamos tanto. Fuimos felices, ya no íbamos de tapados. Éramos los favoritos. Yo me hubiera jugado la casa a que ganábamos... todos los desplazamientos, los aficionados con nosotros... fue muy especial.

La otra tarjeta que le dolió fue en el trascendental partido que dejaba la primera Liga de la era Benítez a tiro Era abril de 2002 Jugábamos contra el Espanyol y el árbitro que era andaluz (Medina Cantalejo) pitó falta a favor nuestra y me expulsó. Me cabreé tanto que me puse la chaqueta y me fui tal cual, con botines incluidos a casa. Me puse a ver el Real Madrid que jugaba contra la Real Sociedad. No quería saber nada. Después del partido me llamó el Pipo. Me dijo que habíamos ganado. Pero ese cabreo... no me lo quita nadie.

El Valencia fue a Roma a por otro lateral izquierdo

Su fichaje por el Valencia. La negociación con Roig y Barrachina Paco Roig y Jesús Barrachina en realidad estaban en Italia para fichar a un lateral izquierdo de la Lazio, pero les pidieron mucho dinero así que un agente que se llama Antonio Caliendo les habló de mí aunque estaba lesionado... yo no tenía agentes. A mí me gustaba negociar mis contratos, nunca he tenido representante. Así que me vi a Roig y a Barrachina, que era un dandi, tenía estilo, iba con unos pantalones rojos y un abrigo con unos botones amarillos y el pelo engominado... y así se presentaron los dos en el campo de entrenamiento. Caliendo me dijo que querían hablar conmigo, yo tenía prisa y les emplacé al día siguiente. La mañana siguiente llegué con la moto al entrenamiento y ellos se quedaron mirando como diciendo que si podía conducir estaría recuperado de la lesión. Cuando terminé de ejercitarme ellos ya habían llegado a un acuerdo por mí, pero yo les dije que quería hablar con ellos dos a solas, entonces ví como Barrachina le dio un codazo a Roig (posteriormente me dijeron que ese gesto vino a que le gustaba que tenía carácter)

La clave de su fichaje fue la moto de Carboni y una servilleta

Me dijeron una cantidad de dinero y les dije lo que cobraba en la Roma y que tenía un año más de contrato, además de que me tenía que cambiar de casa y todo. Me contestaron que eso en España lo cobraba Rivaldo y les contesté que me daba igual. Allí, en una servilleta firmamos el contrato. Les obligué a poner que me dejaban ir en moto al entrenamiento, no les gustó mucho y les dije que si eso podía dejarla un poco antes de la puerta e ir andando… y así fue. Me marché a casa, hicimos las maletas... y hasta aquí.