El Valencia no tiene margen para postergar su reacción. La situación actual demanda un golpe de efecto con urgencia después de ventilar el capítulo de visitas a Galicia con un solo punto sobre seis posibles, un registro que queda lejos de cualquier expectativa, más cuando se trata de un equipo con números en rojo al respecto de sus objetivos y de su propia afición. El conjunto de Cesare Prandelli se impone el partido ante el Granada como la ocasión definitiva para despegar. "Es ahora o nunca", afirmaban en privado algunas voces representativas del vestuario durante la semana. Desde el primero al último de los actores del club de Mestalla, todos asumen la obligación de reaccionar. No va más. Y el primero en hacerlo es Prandelli. El italiano destilaba necesidad por los cuatro costados a su paso por la sala de prensa en la mañana de ayer. "Mañana", por hoy, "jugamos un partido que tenemos que vencer, debemos vencer, como sea. Porque el equipo trabaja bien, físicamente ha mejorado, el equipo tiene ganas de sumar los tres puntos por lo que este encuentro es verdaderamente como una final": un mensaje que no admite matices.

Al Valencia le favorecen los precedentes, la estadística e incluso el momento del rival, que todavía no ha conseguido ganar un solo partido en lo que va de temporada. Si todo eso no fuese suficiente, que no lo será, el conjunto de Prandelli deberá imponerse por fútbol. Y si eso tampoco lo fuese, algo probable, deberá aferrarse a un relato algo más primitivo y seguir la máxima de que once buenos deberán ganar a once menos buenos por encima de cualquier circunstancia. Quizá por ahí pasen parte de las probabilidades de éxito del 'plan Granada'. El resultado, en este momento, está por encima de cómo se consiga. El técnico es plenamente consciente del efecto que tendría la victoria. Y también del que podría tener la derrota. Un triunfo afianzaría conceptos a fuerza de confianza y liberaría de tensión al equipo. Perder supondría justo lo contrario. Las dudas y la presión no son buenas compañeras. Menos todavía con un equipo tan falible. Ganar al Granada es decisivo. Marcará tendencias de cara a próximos partidos. El Valencia lleva demasiado acumulando sus ganas de reivindicarse.

Un triunfo ´estratégico´

Después del partido ante el conjunto de Alcaraz, el Valencia afrontará un pequeño Everest hasta final del año natural. Visita al Pizjuán ante el Sevilla, pistoletazo de salida en la Copa del Rey, partido ante el Málaga en Mestalla y posterior visita a San Sebastián para medirse a la Real. Todo esto, con el mismo margen para titubeos: ninguno. El Valencia arrastra del primer tramo de curso una hipoteca que debe relativizar a ritmo de victorias y eso no puede demorarse más. Prandelli tiene a todos los efectivos disponibles a excepción de Fede, con un esguince de rodilla, y trazará un equipo similar al que jugó ante el Barça, con Gayà de nuevo en el lateral.

De nuevo ante la presión

Curiosamente, el Granada se cruza con el Valencia en Mestalla con la presión como ingrediente fundamental, igual que el curso pasado. El equipo, dirigido por Nuno, iba décimo, con seis puntos y ganó por la mínima con un gol de Mustafi. Tres puntos, que ya es bastante. Mestalla entonó el "Nuno, vete ya""Nuno, vete ya" por segunda vez después de haber tropezado ante el Espanyol, donde Javi Fuego había reconocido que el equipo tenía dudas. SUPER denunciaba la falta de entendimiento del portugués con sus jugadores, que aseguraban no saber cómo atacar y sentirse confundidos por las rotaciones. Aquella tarde el Granada jugó buscando que el Valencia se estrellara. No lo consiguió. Hoy el equipo debe hacerse fuerte y ganar.