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Nani no es el tipo de líder (espiritual) que hace crecer a un equipo en torno a su figura. Nunca lo ha sido en su carrera y no iba a serlo ahora. Otra cuestión es su personalidad, indiscutible. El portugués es un ganador y en el peor momento del Valencia no se escondió. Su primera parte fue gélida dentro de un drama, pero cuando la situación reclamó un paso al frente de todos, él se esforzó en el deshielo. Nani volvió a marcar la diferencia en el área, no falló en una posición clara y eso -con este cuadro- es decir mucho. El gol del empate llegó tras la asociación de los únicos futbolistas cuyo rendimiento mínimo genera incertidumbre en el adversario. Parejo atacó la espalda de la retaguardia del Granada con un buen de desmarque, Cancelo dio sentido al movimiento levantado el balón por encima de la defensa con un pase de calidad y Parejo pareció un genio: control y centro al punto de penalti. Ochoa no tuvo respuesta. El Valencia empujó durante los primeros veinte minutos de la segunda parte y en esa fase Nani fue imprescindible. Entonces, cuando mejor se dibujaban los blanquinegros, Cesare Prandelli apagó la luz. En el minuto 64 decidió sacar al portugués del partido para meter a Bakkali.

Ahí terminó el Valencia. A partir de entonces, el Granada estuvo mucho más cómodo en su posición. El cambio fue difícil de justificar desde la sensaciones, más allá de que una tarjeta hubiera podido dejarle fuera de la próxima visita al Sánchez Pizjuán.

El míster italiano equivocó el paso. Munir volvió a ser su primer cambio. Al descanso dejó a Montoya en el vestuario (otra vez), retrasó a Cancelo y lanzó a El Haddadi. Con Joao en la defensa y Nani en el banquillo, el Valencia perdió fuerza para desequilibrar. El equipo necesita a Cancelo de extremo ahora y retrasarlo tampoco ayuda.

El equipo necesita más

El Valencia necesita más de Nani y de casi todos sus futbolistas. Otra cuestión es que -por experiencia, trayectoria y calidad- Prandelli reclame más protagonismo al portugués. Nani funciona a golpes de genio, es el futbolista con más gol y con más clase del ataque, pero en este contexto está obligado a hacerlo todo bien y equivocarse poco. Nani siempre fue un buen actor dentro de un gran reparto, condición de la que no disfruta aquí. La situación está desdibujando a casi todos los futbolistas y la involución parece no tener freno. La rueda de prensa de Prandelli fue clara; pidió tiempo y calma. Dos cuestiones imposibles en el fútbol de ahora y más con el calendario próximo.

El Valencia reclama un paso al frente, pero no es fácil presentar respuestas sólidas. Nani quiso, pero no pudo. Primero porque en la primera parte faltó intensidad general y segundo por el cambio de Prandelli. Lo que sucedió después evidencia las carencias del equipo. La agresividad es imprescindible. El Valencia está golpeado por una dinámica perdedora.

Sin soluciones en el banquillo

Como sucedió en Balaídos, hubo un momento donde el partido reclamó un paso al frente desde el banquillo y no lo hubo. Prandelli ya tiene sus clásicos: quita a Montoya, retrasa a Cancelo y mete a Munir. La acción sólo ha funcionado ante el Barça, pero el efecto que produce es alejar a su futbolista más desequilibrante -Cancelo- del área del adversario. Ante el Granada, además, prescindió de Nani en un momento en el que futbolistas con su oportunismo son imprescindibles. Prandelli necesita tiempo porque la herencia es terrible, pero él también debe ayudar. Con el Granada encerrado, mantuvo el eje Enzo-Mario por miedo a quedar descubierto ante un contragolpe, pero prescindió de la capacidad de pase de Medrán.

Prandelli sólo ha agotado los tres cambios en dos de sus cinco partidos (Deportivo y Barça). Cuando mira al banquillo no encuentra soluciones o no le convencen las opciones con las que cuenta. El mensaje es rotundo. Prandelli necesita tiempo y los jugadores confianza, pero también refuerzos.