Corría el año 2004 y las visitas del Valencia CF al balcón del ayuntamiento de Valencia eran continuas. Allí se había celebrado el título de la Copa de 1999, la Liga de 2002 y el histórico doblete de 2004. Un Valencia CF que, con las dos finales de la Liga de Campeones en 2000 y 2001, era un auténtico referente y el mejor escaparate para la ciudad en Europa y en todo el mundo. Fue entonces cuando Rita Barberá vio el momento perfecto para llevar adelante su plan: Construir un gran estadio que se convirtiera en el emblema de la ciudad y permitiera la llegada a Valencia de grandes eventos deportivos.

De esta manera es como la alcaldesa se convirtió desde su despacho en una figura clave en la historia del Valencia CF. Este miércoles 23 de noviembre de 2016, Rita Barberá fallecía como consecuencia de un infarto en un hotel de Madrid, donde a sus 68 años ejercía en los últimos meses su cargo de senadora en el grupo mixto. Lo hacía sin haber visto hecha realidad la gran obra, inacabada por diferentes circunstancias que tienen que ver con la mala gestión del proyecto y del propio club y, cómo no, la explosión de la burbuja inmobiliaria.

El deseo de la alcaldesa de impulsar un estadio compartido por Valencia CF y Levante UD encontró siempre oposición en ambos clubes. Sobre todo, por parte de Manuel Llorente, entonces consejero delegado en un Consejo de Administración presidido por Jaume Ortí, que en aquel momento no veía necesario meterse en una inversión de tal magnitud. Tampoco era el proyecto de Rita del agrado de Bautista Soler, padre del que fue después presidente del Valencia, cuando convertido en máximo accionista tenía el deseo de llevar el futuro estadio a un solar donde se ubican instalaciones militares en la avenida de Aragón.

Política de grandes eventos

La decisión política de convertir ese estadio en motor de grandes eventos para la ciudad, paralelamente a otros como la Copa América de vela, el Open 500 de Valencia, la Fórmula Uno, o el brutal crecimiento del Maratón de ValenciaMaratón de Valencia, puso la maquinaria en marcha. Desde las administraciones autonómica y municipal, ambas con mayoría absoluta del partido Popular, se puso en marcha el plan. A finales de julio de 2004 se firmaba el primer protocolo de intenciones entre el ayuntamiento, la Generalitat y el Valencia CF para la construcción de un gran estadio con capacidad para 70.000 espectadores, de moderno diseño y ubicado en un solar de titularidad municipal en la avenida de las Cortes Valencianas.

El acuerdo definitivo no se firmaría hasta finales de diciembre de ese mismo año, pero con dos novedades que con el tiempo serían clave para el fracaso del proyecto. No fue ya Ortí quien firmaría como presidente, sino Juan Bautista Soler. Y tampoco salía adelante la idea de que el club y las administraciones fueran los promotores de la obra, la inversión la asumiría el Valencia CF en solitario aunque, eso sí, con importantes decisiones urbanísticas que sin duda tenían que ayudar a hacerlo realidad: el club dispondría de terrenos urbanizables para vender en Porxinos y un solar calificado como terciario junto al nuevo estadio donde estaba previsto construir un hotel, además de los más de 300 millones de euros en que calculaban vender la parcela del viejo estadio. Una mina de oro que los gestores del Valencia CF dilapidaron en pocos años mientras las obras quedaban paralizadas ya en el año 2009.

No fue Rita Barberá la responsable directa de esa mala gestión, aunque sí de que el proyecto del nuevo estadio naciera viciado. Primero por la magnitud de la obra, por el alto precio que pagó el Valencia por el solar, alrededor de 20 millones de euros y otras 30 parcelas en diferentes puntos de la ciudad que el club tuvo que adquirir para entregarlas al consistorio en la permuta. Todavía hoy sigue siendo un problema que la instalación fuera concebida con una pista de atletismo homologada para eventos internaciones alrededor del terreno de juego. Rita Barberá llegó a solicitar para la ciudad de Valencia la organización de los Mundiales de Atletismo del año 2009 y de la Final de la Champions League de 2011, ambas con el Nou Mestalla como joya de la coronaNou Mestalla, una obra y un proyecto convertido hoy todavía en un enorme problema que ha estado cerca de llevar a la quiebra al propio Valencia CF. Sin ir más lejos, en la última Junta General de accionistas la actual presidenta, Layhoon Chan, confirmó que el club ha retrasado su mudanza al nuevo estadio. "Debemos trabajar pensando en la estabilidad financiera y deportiva y, por ello, no llegaremos a celebrar el centenario (2019) en el Nou Mestalla", dijo cambiando el plan inicial con el que Peter Lim comenzó su proyecto hace dos años.