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El Valencia se ha olvidado de ganar, los protagonistas van arrastrando la etiqueta de final sin ningún tipo de respuesta competitiva desde hace varios partidos y un golpe más podría tener consecuencias muy negativas, no solo en cuanto a las aspiraciones del equipo, que ahora mismo pasan por la supervivencia y nada más, sino también en lo relativo al factor psicológico y ambiental, un ingrediente que puede jugar una influencia decisiva. Durante los últimos días la necesidad se palpa en cada detalle. Prandelli explicó tras empatar ante el Granada, colista, que su equipo no carbura porque tiene «un problema psicológico» y su plan para tratar de estabilizar la nave pasa por relegar a una segunda línea la principal arteria de jóvenes de la plantilla, aferrándose a la veteranía casi como protocolo de emergencia. Es su apuesta de seguridad en Sevilla.

En esa puesta en escena de pura necesidad, Prandelli protegerá la portería de Alves con un sistema 5-3-2, un planteamiento más conservador, en el que irrumpe Siqueira como eslógan principal. El brasileño, pese a sus problemas físicos, que le han impedido jugar un solo minuto en lo que va de temporada, jugará como carrilero por la izquierda -Gayà sería suplente- y Montoya caería del once para dar entrada a un central, Abdennour. El técnico ha calculado la autonomía de Siqueira. «Cuando llegué vi al jugador disponible, no tenía un problema crónico sino muscular, se ha recuperado bien... Creo que noventa minutos no podría jugar pero 60 sí, a buena intensidad», unas palabras que contrastan por sí solas que, por una parte planea alinearlo entre los once protagonistas y, por otra, que el Valencia saldrá al césped del Pizjuán con uno de los cambios cantados de antemano, un argumento que va en favor del Sevilla de Jorge Sampaoli.

El único joven que sobrevive es Cancelo, la excepción, y porque a día de hoy esa el mejor futbolista del equipo. Prandelli apuesta por los veteranos, a los que les supone consistencia y capacidad de resistencia ante cualquier circunstancia. En el frente de ataque apostará por dos delanteros -Nani y Rodrigo- y ninguno es Munir, ni tampoco Mina. ¿Qué pasa con Munir? «Su situación es como la de otros jóvenes como Mina, Bakkali, Cancelo, Gayà€ Hay muchos jóvenes, deben crecer, tener paciencia y humildad. Sus cualidades técnicas son buenas», comenzaba argumentando el italiano, «pero el fútbol siempre es mente, sin mente es un desastre. El fútbol es coraje, carácter, determinación pero siempre cabeza. Mañana quiero un equipo que meta esas características. Cabeza y muchas ganas de ganar. Va a ser un partido muy difícil, complicado, el equipo rival juega un fútbol muy intenso pero mi equipo ha trabajado muy bien esta semana, nosotros estamos listos para este partido. Somos un equipo con muchas ganas y queremos darle la vuelta».

«Amar la camiseta»

El italiano considera que los problemas psicológicos «se pueden afrontar» y ayer explicó que en los últimos días, de puertas hacia adentro, se ha «hablado mucho aunque un problema que realmente es simple si conseguimos que todos los jugadores, el equipo entero, tengan la misma respuesta ante un problema determinado. Hay inseguridad, miedo, dificultad... Es importante que todo el mundo tenga la misma respuesta y que no sea una respuesta individual». ¿Qué significa eso? «Por ejemplo», dice, «si el capitán, Enzo Pérez, dijo después del partido que hemos tocado fondo y yo dije que en el primer tiempo hemos tocado fondo, no en el segundo, tenemos que tener todos la misma idea. Si hemos tocado fondo solo podemos salir hacia arriba. Tenemos que poner trabajo y la humildad, amar la camiseta y estar todos juntos, siempre, en lo bueno y en lo malo».