El efecto Prandelli tampoco apareció en el Sánchez Pizjuán. No mereció perder el Valencia CF en su visita a Sevilla en un partido en el que dos jugadas aisladas desnivelaron un encuentro que del que no mereció irse de vacío el cuadro valencianista tras el desafortunado tanto de Garay en propia puerta al que respondió el del empate de Munir, para resolver más tarde Nico Pareja tras un saque de esquina. Gayà, que había salido en la recta final, tuvo la mejor ocasión para empatar en el último segundo, pero Sergio Rico sacó una mano que salvó a su equipo.

La defensa como mejor ataque. Esa fue la filosofía adoptada por Cesare Prandelli de cara al duelo del Sánchez Pizjuán al introducir un novedoso esquema con cinco defensas con los que pretendía darle la vuelta a una inercia de resultados y juego negativa. El resultado, el mismo de casi siempre. Al Valencia le hicieron goles con muy poco y sigue costando demasiado marcar.

Los primeros minutos generaron dudas por la enorme presión del Sevilla, sobre todo por la banda defendida en esta ocasión por Siqueira, quien se veía superado una y otra vez por un insistente Sarabia. Con el transcurrir del tiempo, el Valencia pasó a dominar el juego y la red defensiva comenzó a asentarse sobre el césped, dando seguridad al equipo para mirar a los ojos a Sergio Rico. Eso sí, las ocasiones brillaron por su ausencia en un primer acto en el que el mayor peligro llegó a balón parado.

La segunda parte alzó el telón con un leve aumento de presión por parte de las líneas valencianistas, que buscaban dificultar la creación hispalense, obligando a la zaga a optar por un pelotazo condenado a morir en la cabeza de cualquiera de las torres que dispuso Prandelli en la retaguardia, pero a los 10 minutos, una carrera de Vitolo cambió el partido. El extremo internacional no dio ninguna opción a un mermado Siqueira en la banda y su centro lo envolvió Garay en sus redes para romper las tablas sin necesidad de que los locales dispararan ni una sola vez a puerta. El argentino pecó de falta de tensión.

A la hora de partido, Prandelli traicionó su idea inicial para dar entrada a Munir por Abdennour y volver a ese ya conocido 4-3-3. Y la primera que tuvo, la metió. El delantero cedido por el Barça aprovechó una buena asistencia de Cancelo para cruzar magistralmente ante Rico, devolviendo parte de lógica al marcador. El Valencia era superior a los de Sampaoli y metro a metro fueron encerrando a los suyos en el área, a lo que el argentino respondió con un cambio ofensivo. El ajedrez hecho fútbol.

En el minuto 75 volvió a aflorar la mala fortuna al regalar de manera absurda Parejo un saque de esquina que a la postre significaba el tanto de Pareja en el primer disparo a puerta de los locales en el encuentro. Con este jaque, Cesare miró su tablero y de nuevo cambió de estrategia al dar entrada a Gayà por Siqueira (debió producirse bastante antes) y a Santi Mina por un inoperante Mario Suárez, cambiando el sistema a un alocado 3-3-4. Ya no había nada que perder, pero el caos no surgió efecto y aunque Gayà tuvo el empate en sus botas en el 93 (Sergio Rico hizo la parada de la jornada), el Valencia seguirá una jornada más mirando de reojo a unos puestos de descenso que comienzan a quemar.

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