El gesto de desesperación de Voro, apoyado en el banquillo, no podía ser más revelador. Había intentado armar un equipo con todas las limitaciones y todo se fue al traste en apenas 18 minutos en que el Celta golpeó hasta en tres ocasiones la débil resistencia del Valencia. Castigado nada más salir a jugar con un penalti muy riguroso cometido por el canterano Javi Jiménez, central de emergencia junto a Mario Suárez, su equipo se rehizo y por unos momentos quiso buscar el empate, hasta que una pérdida de balón lamentable de Cancelo provocaba otra acción degraciada en que el defensa del Mestalla desvió un remate de Bongonda para volver a batir a Jaume en propia portería. El destino, canalla con el chaval en el día de su debut, dejaba sin embargo al Valencia en su sitio, ahí donde lo ha llevado la mala gestión deportiva de sus dirigentes. Todavía llegaría el tercero en una contra que culminaba Wass, para entonces Mestalla era ya un clamor contra la obra de Peter Lim y su gente. No será la última bronca si no cambian mucho las cosas y no es fácil que cambien.

Con el peso de un marcador tan adverso y el de los cánticos de protesta en la grada, de ahí al descanso el Valencia hizo materialmente lo que pudo, que no era más que intentar pasar los minutos alejando el balón de su área para no recibir más goles. No era fácil, la defensa era un manojo de nervios y la banda de Cancelo, sobre todo, una autopista sin peaje.

Voro no va a tirar la toalla y más con un partido como el que ha de afrontar el próximo lunes en Pamplona. En el descanso sentó al capitán, porque a todo esto, Enzo parecía buscar la expulsión con más insistencia que poner orden en el campo. Daba entrada a Carlos Soler y el equipo no tardó en notar el cambio en fluidez y sentido. Quizá el Celta no necesitaba ni quería más, aunque Jaume sacó la mano para evitar el cuarto ante Iago Aspas ya en el 54, pero poco el Valencia ganó presencia y dio señales. Un robo de balón de Rodrigo acabó en penalti cometido sobre él mismo por el portero que transformaría Parejo en el 1-3. Era el 58. y, con la entrada inmediatamente después de Bakkali por Medrán, el equipo dibujó lo mejor de sí mismo en el partido y llegó a enganchar a Mestalla en busca del 2-3. Y mira que no era fácil. Hasta que Guidetti, nada más entrar, culminaba una rápida triangulación subiendo al marcador el 1-4 definitivo. El de l´Alcúdia, ya con todo perdido, daría los últimos minutos a otro canterano, Rafa Mir.

La bronca final en la grada y en la calle es el más serio aviso de los aficionados al señor que mueve los hilos desde Singapur, aunque la peor parte se la llevaron las dos caras más visibles de su proyecto en Valencia, la presidenta y el director deportivo. ¿Proyecto? Fuera de Europa, la Copa pasa también a la historia y nos vamos ya de cabeza a Pamplona, donde empieza la defensa definitiva de la categoría en la Liga.

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