El 1-4 sufrido en el partido de ida en Mestalla ha dejado al Valencia sin fuerzas ni argumentos para creer en una milagrosa remontada que le dé el paso a octavos de final de la Copa del Rey. Una buena prueba es el propio plan de viaje del club. Además del desplazamiento en el día, y de llegar a Galicia solo unas cuatro horas y media antes del partido, el retorno programado no contempla el hipotético caso de que el conjunto entrenado por Voro González tuviese que disputar una prórroga si lograse igualar el tanteo, ya que el avión de regreso partirá a las 23 horas del aeropuerto de Vigo y el partido comienza a las 19 horas.

El 'timing' de la expedición es una anécdota que se añade a la escasa convicción en las manifestaciones del propio Voro en la previa del encuentro, en la que giró cada pregunta a la necesidad de vencer el próximo domingo al Espanyol en la Liga y huir, así, de la amenaza del descenso. De hecho, el técnico de l'Alcúdia planteará en unas horas ante el Celta un once repleto de caras nuevas y con una nutrida presencia de jugadores del filial.

La estadística, sin embargo, lanza un guante al Valencia. El conjunto blanquinegro conquistó en Liga la temporada pasada un resultado (1-5, con Nuno Espirito Santo en el banquillo), que le serviría para dar una campanada que se antoja improbable por la profunda crisis deportiva e institucional del club de Mestalla.