"Cómo me gusta sentirte, Mestalla". El mensaje que dejó Santi Mina para sus seguidores en las redes sociales tras el encuentro ante el Espanyol retrata uno de los cambios más significativos que han tenido lugar en las últimas semanas. La intervención de Voro ha supuesto una frontera para los futbolistas en términos de confianza y presión ambiental. Este domingo Mestalla jugó una influencia positiva en la victoria. El valencianismo predispuso el escenario, hasta el más minimo detalle, para acercar al equipo hacia un triunfo necesario para corregir a tiempo el rumbo de colisión.

Todo empezó a las once de la mañana, una hora antes del comienzo del encuentro. La afición se dio cita ante la fachada principal del estadio para descargar sus protestas contra la propiedad por la errática gestión deportiva y económica que ha llevado al equipo al borde de las posiciones de descenso. "Valencia, despierta, esto es una mierda", "Peter Lim, vete ya" o "Layhoon Chan, mentirosa" fueron algunos de los cánticos más repetidos por los más de mil aficionados que formaron parte de esta enérgica protesta.

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Protestas en Mestalla

Los aficionados, entre los que se encuentra el grueso de la Curva Nord, señalaron también a algunos trabajadores del club en una pancarta en la que podía leerse: "Pasáis a formar parte de la historia negra del valencianismo. Julián Suescum, Damià Vidagany y Manolo Mas". La acción no tardaría en trasladarse al interior del estadio. A través de los videomarcadores de Mestalla el club proyectó vídeos de exfutbolistas y leyendas como es el caso de David Villa mandando sus mensajes de apoyo en este momento de dificultad con la etiqueta #Amuntmésquemai y después, coincidiendo con la salida de los futbolistas al terreno de juego, se hicieron explotar más de 40.000 globos en una mascletà. Mestalla impulsó al equipo desde el primer instante del partido y aparcó las protestas hasta el final del partido. Ni un solo cántico que no fuese de aliento al equipo tuvo lugar durante la contienda.

El clima proteccionista, un ejercicio de madurez colectiva, solo amenazó con romperse durante el tramo final de la segunda parte y en las dos ocasiones Mestalla reaccionó y sepultó con pitos los cánticos reivindicativos procedentes de la grada joven. Tras el partido, llegaba el momento de mostrar su desaprobación a los gestores. Volvió a sonar el "Peter Lim, vete ya" y "directiva, dimisión". Los futbolistas, que celebraron con efusividad la victoria de ayer -algunos salieron disparados del banquillo como es el caso de Munir o Jaume-, agradecieron el apoyo de Mestalla al final del encuentro. Cuando marcó el Espanyol la grada esgrimió como remedio para las dudas una ovación.

La crónica: "Mestalla empuja al Valencia hasta la victoria"