Fin a la breve racha de victorias. No pudo lograr el Valencia un nuevo triunfo liguero con el que alimentar su ascenso en la tabla tras caer derrotados en el Estadio Gran Canaria por 3-1 a pesar de haber logrado adelantarse en el marcador por medio de un enrachado Santi Mina.

Comenzaron muy bien plantados ambos contrincantes una noche en la que tanto la UD Las Palmas como el Valencia CF necesitaban una victoria para mirar hacia arriba en una apretada clasificación. El paso de los minutos llevó a los isleños a ganar terreno, pero en una jugada de descongestión, Enzo encontró a Gayà al otro lado de las líneas enemigas y el lateral de Pedreguer le puso un centro perfecto a Santi Mina para que anotara por tercer encuentro consecutivo. El gallego está muy enchufado desde la lesión de Rodrigo... o desde que llegó Zaza.

La historia siguió como hasta entonces, con dominio de los de Setién y repliegue valencianista a base de contener la potencia de Boateng, la calidad de Viera y las arrancadas de la segunda línea amarilla. Con Enzo cada vez más desquiciado y los canarios volcados llegó el golazo de Viera. El centrocampista recibió del africano al borde del área y tras acomodarse el cuero, lo mandó teledirigido a las redes de Alves, que ni la tocó. Aparentemente pudo hacer más el brasileño para evitar el empate insular justo antes del descanso.

La segunda parte comenzó con el Valencia más activo, creando ocasiones y rozando el segundo tanto, pero todo cambió a los cinco minutos de la reanudación. Munir, quien salió revolucionado de los vestuarios, vio dos amarillas (la primera no lo merecía) en dos jugadas casi seguidas y tuvo que volver por donde vino, lastrando innecesariamente el encuentro a sus compañeros y de paso sumándose a la baja de Nani y Parejo (cumplen ciclo) para medirse al Eibar. En la siguiente jugada, Latre volvió a decantarse del lado local al inventarse una falta al borde del área con la que Lemos marcó el gol de su vida para remontar el marcador ante la frustración de los visitantes. Quedaba mucho partido, pero iba a ser cuesta arriba.

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En plena tormenta, Mangala cometió un fallo garrafal al medir mal en su intento de despeje de cabeza dentro del área y el cuero llegó a Boateng, que no perdonó ante Alves. Tres tiros a puerta, tres goles recibidos...

Los últimos minutos sirvieron para ver la versión caótica del Valencia, con Mangala de hombre libre sacando el balón jugado desde la defensa y sumándose al ataque con total libertad. Su sorprendente anarquía (propiciada por la necesidad de remontar en inferioridad numérica) dejó un testarazo del galo casi supone el 3-2 y acto seguido asistió a Zaza para que marcara... pero en fuera de juego. El Valencia buscó acortar distancias ante una UD que se conformó con la renta obtenida sin demasiada dificultad, cortando la breve racha de resultados positivos que cosechaba Voro en las últimas semanas.

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