«Se mata en cada entrenamiento. Físicamente necesita estar al cien por cien para desarrollar su juego y está muy cerca». Voro ha advertido que Simone Zaza progresa adecuadamente. No está desentumecido del todo, pero trabaja para llegar a su mejor versión cuanto antes. Necesita mucho más (continuidad, entrenamientos, competición) para ubicarse, pero las ausencias han acelerado el proceso. Salvo sorpresa, el italiano será titular ante el Eibar. Mestalla descubrirá al delantero tras debutar en el Estadio de la Cerámina y mejorar en sensaciones en Las Palmas de Gran Canaria. Su adaptación va por buen camino y también su rehabilitación, física y mental. Simone arrastra un 2016 cargado de infortunios: el penalti fallado ante Alemania -en los cuartos de final de la pasada Eurocopa- le hizo mucho daño; la apuesta fallida por el West Ham terminó de hundirle. El traslado a Valencia le está ayudando. La ciudad es ideal y el vestuario le ha acogido bien. La mejor terapia es jugar. Por primera vez, arrancará entre los titulares y eso va a suponer otra buena inyección de confianza. Marcar sería la bomba. Zaza está cogiendo fuerza y lo ha dejado claro en una entrevista en La Gazzetta dello Sport: «En Valencia voy a renacer».

El entrenamiento también ofreció alguna pista. Durante los ejercicios, Simone formó en el ataque junto a Santi Mina y Joao Cancelo. Las bajas no van a generar un cambio de estructura en el plan de Voro, que parece -por sus palabras- decidido a mantener el 4-1-4-1. Sin Rodrigo, Munir, Nani, Parejo y Enzo Pérez, habrá movimientos en todas las líneas. Se caen: el volante de ataque, las dos bandas y el pivote defensivo. Habrá reforma de vanguardia: Mina pasará del centro a la izquierda y es probable que Cancelo suba al extremo para dejar el lateral a Montoya. Todo nuevo, con Zaza de nueve. También está Orellana, Bakkali o Sito. No hay muchos más caminos, pese a que Voro podría doblar el carril izquierdo con Lato y Gayà, opción no entrenada. Las ausencias han liquidado uno de los debates que se barruntaban. Ante el Eibar no será Mina o Zaza, será Mina y Zaza. Juntos. El movimiento implica el regreso del gallego al flanco izquierdo, posición en la que encaja, pero en la que siente un bajón en sus prestaciones. Fabián Orellana «cuenta desde ya» y es una alternativa para tres posiciones -mediapunta y cualquiera de las dos bandas- pero Voro que es partidario de ir paso a paso y respetar los tratamientos. Lo normal es que debute y tenga minutos...no como titular.

Convencido de «resurgir»

Zaza está convencido de que la apuesta por el Valencia va a salir rendonda. Es la oportunidad para «dar un giro a la situación». Así lo siente y así lo ha confesado en La Gazzetta. El italiano lo ha pasado mal, pero ha aprendido. En Inglaterra no encajó desde el principio por cuestiones ambientales y culturales, por el tipo de entrenamiento y la (mala) alimentación. «No culpo a nadie, la responsabilidad es mí al 99% porque no conseguí adaptarme. Perdí mis habitos, mis puntos de referencia y no encontré la manera de dar la vuelta a la situación». Zaza confiesa que el proceso machacó su fuerza característica y su autoestima. «No estaba bien físicamente. Hice la pretemporada con la Juve y estaba bien. Luego, en el West Ham encontré otro tipo de entrenamiento: se trabajaba menos, con sesiones de 40 minutos, empecé a no sentirme bien, y yo necesito trabajar más, masacrarme. El problema es que mis compañeros iban a mil los domingos y yo, no. Intentaba hacer cosas naturales en mi juego y no podía hacerlas. Me volví loco». Zaza tuvo miedo a cambiar de país y hubiese preferido regresar a Italia, pero era complicado y el Valencia «siempre fue el equipo que más interés puso». Se tomó su tiempo, consciente de la importancia del siguiente paso en su carrera. Incluso llamó a Nicola Sansone, delantero del Villarreal con quien jugó en Sassuolo, para asegurarse. «Me dijo que el lugar es maravilloso».

En Valencia se siente cómodo y tiene ganas de reivindicarse. Quiere volver a ser el Zaza nivel Sassuolo, el Zaza que fichó por la Juve y era fijo en la Azzurra. «Mi historia dice que siempre he sabido reaccionar en situaciones difíciles, como en Viareggio (tercera categoría), cuando el momento era cruelmente claro: salirme o estancarme. Lo hice sin pensar... quizás, en Londres me comí demasiado la cabeza. Dejar el West Ham fue como aceptar la derrota y eso me martiriza». Zaza es puro carácter y quiere quitarse el sabor amorgo triunfando aquí.

«El penalti fallado ante Alemania en la Eurocopa me dejó traumado»

En la Juve hizo goles importantes en la conquista del Scudetto y de la Copa de Italia, no tuvo el protagonismo que esperaba, pero fue incluido por Antonio Conte para jugar la Eurocopa. Aquel sueño abrió una herida que ha dejado una cicatriz profunda. Zaza falló uno de los lanzamientos en la tanda de penaltis contra Alemania y la Azzurra se marchó a casa en cuartos tras liquidar a España. Sus ‘pasitos’ antes del disparo han generado todo tipo de burlas y una imagen de él que no soporta. «Me han pasado muchas cosas, 2016 comenzó bien pero el final no fue perfecto. Todo se complicó a mitad de año. El problema -el penalti fallado- me traumatizó. Si lo pienso cinco minutos me pongo nervioso. Después de la Eurocopa estuve mal. En verano llegué a perder mucho peso... Lo que más daño me hizo no fueron los vídeos o el Zaza dance, lo que más me ha hecho sufrir es la imagen equivocada que ha llegado a la gente, como si yo fuera un tipo superficial o presuntuso».

Durante la concentración llegó a tirar cien penaltis sin error, pero aquel tuvo que fallar en Burdeos. «Ya en las vacaciones, la ayuda de mi novia fue esencial: me dio dos bofetadas para hacerme despertar. Yo siempre reaccionó y en la pretemporada quería partir el mundo... Pero no estaba listo para romper nada, no tenía fuerza mental. Después de un tiempo en Londres, en el West Ham, me quedé sin fuerza física», recuerda Zaza en La Gazzetta dello Sport.Delantero de selección

El próximo 2 de septiembre hay un España-Italia y Simone conoce el camino para estar: «Depende sólo de mí, si hago goles, si juego bien estaré. Este otroño cuando no estaba jugando bien, el seleccionador Ventura fue excepcional: me llamó para darme confianza». Italia confía en Zaza. El delantero asume sus virtudes y sus defectos. «Antes no era Messi o Cristiano Ronaldo, pero ahora no soy un brocco (caballo flaco o persona de escaso talento), sólo tengo que volver a hacer aquello que sabía y ya he hecho antes».