Voro salió satisfecho del Benito Villamarín. Por sumar un punto contra un Betis que no conocía la derrota en los últimos siete partidos en su estadio, pero sobre todo por la actitud del equipo. El partido del pasado fin de semana contra el Eibar supuso un paso atrás en todos los sentidos. En fútbol y, sobre todo, en intensidad. Se bajaron los brazos y eso fue sinónimo de preocupación para el cuerpo técnico. Por suerte, la respuesta emocional de los jugadores contra el Betis fue la mejor. El equipo jugó cuando pudo y supo sufrir. Voro salió más ´tranquilo´ de Sevilla por ver a sus jugadores enchufados y metidos en el partido hasta el minuto noventa que por sumar un punto más en la clasificación. El cuerpo técnico entiende que si el equipo mantiene ese nivel de compromiso en el campo va a ser imposible que no lleguen los resultados. El objetivo ahora es mantener esa actitud en el próximo partido del domingo contra el Athletic de Bilbao en Mestalla y trabajar para que este Valencia no sea un equipo que juegue por impulsos. El reto de Voro está servido.

Tener a los jugadores enchufados es casi un seguro de vida para el cuerpo técnico. Voro sabe que es la puerta a la salvación esta temporada. Así lo repitió una y otra vez durante el mercado de invierno cada vez que era preguntado por la posibilidad de reforzar la plantilla. "Seguimos atentos al mercado, como cualquier equipo, aunque yo estoy contento con la gente que tengo si esta enchufada". Voro consiguió ese efecto contra el Espanyol y el Villarreal. Seis puntos para el alivio y Mestalla y los jugadores. El técnico cambió de discurso oliéndose lo que podía pasar. Desde ese momento sus frases más repetidas fueron "hay que saber de dónde venimos" y "todavía no hemos ganado nada". Voro empezaba a detectar una relajación en el ambiente que no le gustaba ni un pelo. Y así se lo hizo saber a sus jugadores el pasado viernes 3 de febrero. Primero lo hizo de forma privada a sus jugadores y horas después lanzó en mensaje en público en rueda de prensa. "El cuerpo técnico y yo como entrenador quiero dejar claro con los futbolistas dónde estamos, qué buscamos y por dónde caminamos. A partir de ahí se ha cerrado el plazo de fichajes, debe ser un punto de partida, nos tenemos que centrar en lo inmediato y lo inmediato es el Eibar, no podemos distorsionarnos con lo que puede pasar... en el partido contra el Real Madrid, por ejemplo, no. Nuestro objetivo es mañana y ese es un punto de partida innegociable y todos deben saber que ese es el camino y para conseguirlo tenemos que pelear, esforzarnos mucho, trabajar, sacrificarse y estar juntos, algunas veces ganas, otras pierdes, pero lo importante es no alejarse de ese camino", dejaba claro el técnico.

Voro no iba nada desencaminado. El Valencia se alejó de ese camino contra el Eibar con un sonrojante 0-4 en el que muchos jugadores bajaron los brazos y se dejaron llevar para desquicio de la afición y del propio entrenador. Por si fuera poco, solo un día más tarde, se producía un rifirrafe en el entrenamiento entre Munir El Haddadi y Luis Nani. A Voro le tocó hablar con los jugadores cara a cara y zanjar el tema en el vestuario delante de toda la plantilla. El técnico no solo habló de los piques. Habló con los jugadores para pedir responsabilidad a sus jugadores. Voro hizo un llamamiento a los jugadores para que se olvidasen de los intereses individuales y mirarán por el equipo por encima de todo.

También pidió concentración y cabeza para que no hubiera ninguna tarjeta roja más innecesaria. Algo que en un equipo de construcción como el Valencia había penalizado mucho como se pudo comprobar con las expulsiones de Munir contra Las Palmas y Carlos Soler frente al Eibar. El técnico pidió no mirar más allá del siguiente partido y centrar todos los esfuerzos en competir contra el Real Betis. Y eso es lo que pasó. Con más o menos fútbol, el Valencia supo sufrir y compitió en Sevilla y esa fue la gran victoria de Voro.