Casi cinco años después de su adiós la figura de Unai Emery, actual entrenador del Paris Saint Germain, continúa avivando entre el valencianismo el debate en torno al papel desempeñado en el banquillo de Mestalla entre 2008 y 2012. La contundente goleada de los parisinos al Barcelona de Leo Messi en la ida de octavos de la Liga de Campeones ha precipitado en Europa una cascada de elogios al planteamiento del vasco y, al mismo tiempo, ha provocado que en València se reedite la eterna incógnita de su paso por el club blanquinegro. ¿Por qué no triunfó Emery en el Valencia en las eliminatorias europeas o de la Copa del Rey?

Fernando Gómez, responsable deportivo del Valencia CF entre 2008 y 2010, ofrece una respuesta en las redes sociales que señala directamente al presidente de aquellas temporadas, Manuel Llorente. «Tendríais que saber porqué las competiciones por eliminatorias fueron su cruz en el Valencia...», contesta a un seguidor que le indica que las rondas a doble partido fueron «su cruz» y hace referencia a la consagración como entrenador del de Hondarribia en el Sevilla. «¿Qué pasó?», vuelve a preguntar el aficionado. «Órdenes de arriba. Sólo importaba la Liga», responde tajantemente el exjugador que más veces vistió la camiseta valencianista.

El exdirector deportivo se refiere con «órdenes de arriba» al modelo de club instaurado por Llorente, quien priorizaba la clasificación en busca de un billete a la Champions, que garantizara más de 20 millones de euros -en la campaña 2010/11, tras caer en octavos con el Schalke, el club se embolsó 25 ´kilos´-. Esta, después de los derechos televisivos, ha sido durante prácticamente dos décadas la principal partida de ingresos en los presupuestos.

Precisamente, Fernando se encargó de ratificar a Unai Emery en los últimos coletazos de la primera temporada del guipuzcoano, un curso que comenzó en la Liga a ritmo de récord, pero que terminó en decepción tras caer de los cuatro primeros a una de las plazas de Europa League. «Esto no es una ratificación, sino un mensaje alto y claro. Emery tiene su parte de responsabilidad, como todos los que estamos en el club, pero analizo la situación y está trabajando, implicado y actuando con lógica. Creemos en su trabajo», argumentó el vicepresidente deportivo.

Sin embargo, la aventura del entrenador vasco en el Valencia arrancó en agosto de 2008 con una final de Supercopa, perdida en 15 minutos frente a un Real Madrid con nueve jugadores, que marcó al entrenador y su trayectoria en competiciones del K.O. En las campañas posteriores Unai consiguió clasificar al equipo como tercero tres años consecutivos, asegurando así la participación en la mejor competición europea de clubes del Viejo Continente. Luces en una trayectoria en Mestalla, donde también le han acompañado como sombras la enorme distancia con los campeones de aquellas ligas -28, 25 y 39 puntos-, las eliminaciones en la lucha por títulos que ilusionan a los aficionados y el poco peso competitivo en la propia Champions.

Más allá de la caída en el Bernabéu, en el recuerdo valencianista perviven multitud de amargos episodios a doble partido. La eliminación de la Copa en Sevilla en el minuto 90 con gol de Squillaci, la pifia con el Dinamo de Kiev en la última y extinta Copa UEFA... A la temporada siguiente, la 09/10, el Valencia viajó a A Coruña con el desfavorable 1-2 de la ida en casa. Un doblete de Zigic permitió llegar al descanso con el pase a cuartos al alcance, pero la relajación se apoderó de un Valencia sin Villa, hasta el minuto 82 sentado en el banquillo. El Depor empató a dos en el 71´. «No puede jugar 80 partidos de titular», justificó Emery en la sala de prensa. Aquel 14 de enero de 2010 el técnico tenía los cambios programados y no varió el guión marcado: un intenso sistema de rotaciones para dar descanso a los mejores en las competiciones colaterales.

El plan económico del club establecía como objetivo sustancial un sitio entre los cuatro primeros del torneo de la regularidad. A pesar de ello, ni siquiera Llorente pudo morderse la lengua tras un empate en casa con el Slavia de Praha (1-1). «Siempre hay que dar entrada a otros jugadores, pero no esperaba siete cambios», dijo el presidente al finalizar el partido. En aquella Liga Europa, en cambio, el Valencia fue mejorando sus prestaciones y tuvo las semifinales a tiro, de no ser por el clamoroso penalti de Juanito a Zigic, al que rompió la camiseta.

Al año siguiente, dos nuevas decepciones. El Valencia se adelantó en Gelsenkirchen con gol de Ricardo Costa, pero el sueño Champions voló en la primera ronda eliminatoria con la remontada del Schalke de Raúl (3-1). Más sonado fue lo de El Madrigal, en los octavos de Copa. Los de Emery ganaban 0-2 al descanso y acabaron encajando cuatro goles en el segundo tiempo (4-2). Increíble, pero cierto. El Valencia agrandaba su trauma a la hora de cerrar los partidos. En su último curso Unai compaginó mejor el tercer puesto liguero con el progreso en las otras competiciones. Tras el 3-0 encajado en Londres, el Chelsea mandó a los blanquinegros a la Europa League, donde en semifinales el Atlético de Falcao dictó sentencia. En la Copa, también en semifinales, el Barça se mostró superior.

¿Por qué Emery, entrenador de moda, no conquistó en Valencia los títulos que sí dio al Sevilla? La política de club influyó, como él mismo confiesa, pero también una evolución como técnico que tampoco esconde. «En Valencia, donde logramos los objetivos que nos planteamos, pudo haber algo que nos faltó, pero maduré mucho», afirmó hace un año. Nada más aterrizar en el Pizjuán Monchi y Del Nido le recordaron la «necesidad de movilizar el sentimiento de la afición, algo que se consigue jugando finales». En Sevilla, por contra, nunca quedó entre los cuatro primeros de Liga.