Flamante finalista de Copa del Rey, el Alavés de Mauricio Pellegrino ofrece un buen puñado de motivos para hacer carretera hasta Vitoria-Gasteiz. Primero, la evolución como director técnico del excentral del Valencia CF. Temprano en su primera experiencia en los banquillos de LaLiga -precisamente en Mestalla- pero cuajado tras un ciclo realmente interesante en el fútbol argentino. Segundo, su competente repertorio de futbolistas. El escalón principal corresponde a dos joyas: Marcos Llorente -mediocentro cedido por el Real Madrid- y Theo Hernández, el poderoso carrilero prestado desde el Atlético. Después, el surtido comprende nombres menos luminosos, pero de buen rendimiento como Deyverson, Laguardia, Édgar Méndez, Zou Feddal, Camarasa o Fernando Pacheco. Imprescindible dentro de esta segunda unidad es Kiko Femenía, explosión sorpresa de la temporada por su trayectoria olvidada hasta hace unos meses y su nueva posición: lateral derecho.

La información está contada. Femenía fue la razón del último desplazamiento de Vicente hasta MendizorrotzaVicente Mendizorrotza. El ojeador presenció en directo el Alavés-Celta (semifinales-vuelta de Copa) para insistir en su fichaje. Ahora la opción se esfuma por el vacío de poder y por el escaso peso de la gente con juicio deportivo dentro del club. El contrato de Kiko con el Alavés vence el próximo 30 de junio y García Pitarch había anticipado la jugada, lo había apalabrado García Pitarch... pero no firmado. Sin rúbrica y sin dirección deportiva desde hace seis semanas, el jugador se ha escapado. Sus prestaciones y su trayectoria en Copa multiplicaron los pretendientes y el volumen económicos de las ofertas. Con el jugador abierto a la subasta, no ha existido capaciad de réplica. La operación garantizaba la incorporación de una pieza capaz de operar en cualquier posición de la banda derecha, rodada en LaLiga y en un momento claro de su carrera. La relación calidad-precio es difícil de mejorar para el Valencia en el contexto de austeridad actual.

Maniobra frustrada y bala perdida. En clave Valencia, el alicantino (Sanet i Negrals, 2 de febrero de 1991) mejora las prestaciones defensivas de Cancelo -estaba pensado como su recambio- y tiene dos condiciones semejantes de enorme atractivo: es un agitador fantástico (sólo Cancelo mejora su promedio de regates por partido en LaLiga) y tiene una velocidad máxima superior. Las marcas oficiales que chequea LaLiga encumbran a Kiko Femenía como uno de los futbolistas más rápidos del campeonato. El lateral derecho ha rozado los 35 km/h (34,98), sólo un centímetro a la hora por debajo de la matrícula de Álvaro Odriozola, lateral derecho de la Real Sociedad que ha registrado 34,99 kilómetros por hora. Bólidos como Theo Hernández y Antoine Griezmann (34,89 km/h), Iñaki Williams (34,57 km/h) o Gareth Bale (34,30 km/h) quedan un cuerpo por detrás.

Jugador con dos carreras, del extremo a la defensa

«La confianza en un jugador es el 90% de lo que luego hace en el terreno de juego», asegura Kiko Femenía. El alicantino está destinado a firmar un gran contrato con un equipo Premier (Watford); no es Dani Alves, pero sí es un lateral aprovechable. Pellegrino lo ha demostrado. Femenía ha agarrado la tercera oportunidad que le ha brindado el fútbol. Pepe Bordalás lo recuperó en enero de 2014 después de tocar fondo en el Castilla de Toril. El carrilero había salido mal del Barça un año antes, aunque sí fue protagonista como extremo en su primera campaña en el filial culé, con Eusebio, junto a Montoya, Bartra, Rafinha, Deulofeu o Tello. Incluso jugó un Mundial Sub20 con la camada de Isco, Koke o Rodrigo. No se enganchó y el golpe fue duro.

El salto de calidad lo ha dado con Pellegrino, pero Bordalás le rescató para el Alcorcón y después se lo llevó al Alavés, donde la temporada pasada (la del ascenso) empezó a jugar de lateral con continuidad. Con 26 años, Kiko viene del barro y cerca estuvo de perderse. Una realidad que nada tiene que ver son su explosión como joven extremo de moda en el Hércules que apareció en Primera con Trezeguet o Rufete. Femenía era su suplente y dejó aquella escena para el recuerdo en la que sufrió un ataque de ansiedad y ´Rufo´ le tuvo hacer de ´coach´.

Conexión total con Pellegrino

La comunión con Pellegrino y la estructura del Alavés son esenciales para entender su nivel. La imagen del extremo bullicioso de sus primeros años se ha industrializado. Aunque Eusebio (Barça B) y Toril (Castilla) experimentaron con su transformación, el atacante de desborde y centro se ha ido regulando de la mano de técnicos como Pepe Bordalás, que en la recta final del curso pasado empezó a rodarle como lateral, y -sobre todo- de Pellegrino. Femenía se ha alimentado de la organización y el equilibrio para emerger como un hombre fiable, dentro de un equipo que destaca por su estabilidad. El contexto es todo. Su fuerza en el uno contra uno y su volumen de acciones defensivas tiene que ver con la ayuda de su compañero de banda y con los relevos que ofrecen los mediocentros. Ha ganado músculo, pero su talla (1,71 centímetros) descubre una de sus carencias: los duelos aéreos.

Kiko se ajusta al manual del lateral moderno y no olvida la prioridad del marcador clásico. Aprovecha su velocidad en ataque y en defensa. Abre el campo y ofrece una salida sólida, participa mucho y falla poco con balón. Es esencial en la transición ofensiva, aunque llama la atención su baja producción en asistencias de remate y disparos.